Una mujer inglesa de 70 años que suele comprar baratijas estaba limpiando su casa en Northumberland cuando encontró una piedra del tamaño de una moneda de una libra esterlina.
Estaba segura que se trataba de una joya de fantasía, por lo que decidió botarla a la basura. Sin embargo, al rato prefirió recogerla y la llevó a una casa de subastas de su ciudad para ver de qué se trataba.
Ahí le dijeron que era una piedra preciosa, específicamente un diamante de 34 quilates valorado en aproximadamente 2,7 millones de dólares.
Para asegurar que la pieza era real, los joyeros la enviaron a Amberes, donde fue certificada por la Diamond Grading Laboratory.
Como se trataba de un diamante, la mujer decidió dejarlo en ese lugar y recibir el dinero a cambio, mientras que la pieza, etiquetada como “Piedra secreta”, será subastada a fin de mes en la casa Featonby de Londres.
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