El circo mediático con el que Donald Trump espera capitalizar su imputación vivió su primer acto.
En una multitudinaria conferencia de prensa en Mar-a-Lago, Florida, donde llegó para realizar sus primeras declaraciones.
Tras ser imputado de 34 delitos por falsificar registros mercantiles para ocultar tres pagos en negro.
Trump no se cortó a la hora de repasar todo el memorial de agravios que ha ido acumulando desde que, aún en la Casa Blanca, fue investigado por la trama rusa.
La posible connivencia del Kremlin para ayudarle a ganar las elecciones de 2016.
O sometido a los dos impeachments, o juicios políticos, de los que salió indemne.
El ex presidente ha sentado las bases de lo que será su discurso de defensa ante los tribunales.
Y ante la opinión pública y lo que parece ya una estrategia de para transformar este episodio en un trampolín hacia la Casa Blanca.
Trump denunció el proceso instruido por la fiscalía de Manhattan como una “interferencia nunca antes vista”
Según sus propias palabras, en la próxima carrera electoral, la de 2024, en la que parte como el candidato republicano mejor situado en los sondeos.
Un proceso llevado a cabo por “la izquierda radical”, en referencia a la Administración demócrata en el poder en Washington.
Si pocas horas antes, Trump pareció algo derrotado ante el juez Juan Merchan en Manhattan.
El ex presidente recuperó rápidamente su estilo político habitual en pocas horas con un desafiante discurso. “Nunca pensé que esto pudiera pasar en Estados Unidos.
El único crimen que he cometido ha sido defender sin miedo a esta nación de quienes tratan de destruirla”.
Entre la audiencia que seguía en silencio sus palabras, destacaban numerosas personas tocadas con las gorras rojas de su movimiento MAGA (siglas de make America great again).