El caso de un profesor que fue inhabilitado durante ocho meses por poner dieces a casi todos sus alumnos para motivarlos está provocando controversia en España, donde profesores están divididos en favor o en contra de las razones esbozadas para calificar con sobresaliente a estudiantes.
Yván Pozuelo, un docente de la ciudad de Gijón, señaló que “el estrés no incentiva el progreso del alumno”. Citado por el diario madrileño El Mundo el lunes 8 de noviembre, afirmó que tiene esta costumbre porque “les da confianza” y demuestra que “se puede aprender sin angustia”.
“La nota es un freno para el aprendizaje”, señaló Pozuelo, quien además ha llamado la atención porque no utiliza libros de texto y evalúa “de forma holística”.
Pozuelo, hijo de emigrantes asturianos criado en París, enseña francés y se siente orgulloso de su sistema. “Saben, por ejemplo, quiénes son Molière y Jacques Brel, conocen las fechas clave de la Revolución Francesa y manejan las principales expresiones”.
“Yo veo a mis alumnos motivados y que progresan (…). Mi método quizá va más lento, pero todo lo que tienen que saber lo acaban aprendiendo, aunque sea un mes después. Lo hacen a su ritmo”, afirmó.
La Consejería de Educación del Principado de Asturias lo sancionó con ocho meses de suspensión de empleo y sueldo por “atentar contra el derecho del alumnado a la evaluación objetiva” en el instituto público Universidad Laboral de Gijón.
Defendió que lleva más de una década con el mismo método sin que nadie le haya llamado la atención. “La LOE (Ley Orgánica de Educación) y la Lomloe (Ley Orgánica de Modificación) me avalan, porque hablan de distintos aprendizajes y distintos ritmos; hasta la Lomce dice que todos los alumnos tienen talento”.
Sumado a esto, se mostró en contra de la forma “tradicional” de evaluar a los jóvenes porque considera que “los alumnos memorizan solo para el examen y después se olvidan”.
“No entiendo que se pueda dar el título con suspensos y a mí se me expediente por poner dieces. Los suspensos no tienen sentido en un aprendizaje competencial: un alumno puede tener un 4,5 en un examen tradicional, pero un 10 en competencias”, añadió.
Actualmente presentó un recurso ante la Consejería de Educación, por lo cual sigue ejerciendo e incluso da clases en la Escuela de Turismo y Hostelería de Gijón, donde prosigue con su fórmula.
“No voy a hacer otra cosa”, avisó Yván Pozuelo. “Por lo menos, hasta que la ley educativa cambie para indicar expresamente que el aprendizaje es una competición”.