Uno de los misterios más escalofriantes del COVID-19 es por qué algunas personas sufren sÃntomas moderados o ningún sÃntoma mientras que otras mueren rápidamente, y los cientÃficos están comenzando a desentrañarlo.
Un equipo internacional de cientÃficos encontró que, en algunas personas con manifestaciones severas de COVID-19, el cuerpo ataca una de sus propias defensas inmunológicas en lugar de al coronavirus.
Y otro estudio indica que los niños responden mucho mejor que los adultos a la infección, gracias a células inmunitarias de “primera respuesta” cuya presencia va menguando con la edad.Se trata de los más recientes de una serie de estudios que descubren múltiples facetas de la complicada reacción del sistema inmunitario que pueden influir en la balanza entre un buen y un mal resultado. Lo siguiente es determinar si esas nuevas pistas ofrecen maneras para intervenir.
Sumándose a la complejidad está el hecho de que los diversos grados de reacciones en las personas reflejan también otros factores, como lo saludable que eran antes de la infección y a cuánto virus estuvieron expuestas.
“La infección y lo que sucede después de la infección son algo muy dinámico”, dijo Alessandro Sette, cientÃfico del Instituto de InmunologÃa de La Jolla en San Diego, quien estudia otra parte de la respuesta inmunológica.
El sistema inmunológico tiene dos unidades principales. La inmunidad innata es la primera lÃnea de defensa del organismo. Apenas el cuerpo detecta a un intruso, moléculas importantes, como interferones y citocinas –estas últimas causantes de inflamación–, lanzan un ataque a gran escala.
Las células inmunes innatas también alertan a la unidad “adaptativa” más lenta del sistema inmunitario, los francotiradores especÃficos de gérmenes, para que esté preparada. Las células B comienzan a producir anticuerpos para combatir a un virus, proteÃnas a las que se presta bastante atención en la búsqueda de una vacuna.
Sin embargo, los anticuerpos no lo son todo. Otros elementos de la inmunidad adaptativa son las células T “asesinas” que destruyen a las células infectadas con el virus, y las células T y B “de memoria” que recuerdan una infección para actuar con mayor celeridad en caso de volver a encontrarse con el mismo germen.