Junto al daño que produjo, la erupción del volcán Cumbre Vieja también atrae las miradas; de hecho se espera un lleno de turistas en La Palma este largo fin de semana (el lunes es festivo en España) para ver el fenómeno, lo que no maquilla la afección a la actividad económica del turismo en la isla.
Se prevé que más de 10.000 personas entrarán de golpe a la isla para asisitr a la erupción del volcán cuando se cumplen 42 días de su explosión. Los billetes en barcos y aviones están prácticamente todos vendidos para el fin de semana, según datos del Centro de Iniciativas y Turismo de Tedote recogidos por el diario local El Time.
El turismo representa más del 20 por ciento del PIB de La Palma, y la ocupación media ha caído desde el 70 al 40 por ciento desde el inicio de la erupción, lo que ha obligado a los empresarios de ese sector a solicitar ayudas al Gobierno.
Sin emabrgo, en estos momentos La Palma tiene la capacidad hotelera al 99%, según se puede ver en el sitio Booking.com. Además de turistas, la isla también se llenó de fuerzas de seguridad, personal de emergencias, científicos y periodistas.
Hace un mes, la patronal hotelera se quejaba de que la crisis volcánica paralizaba las reservas turísticas y reducía la ocupación al 15 %.
Por eso, el presidente del Centro de Iniciativas y Turismo de Tedote, Óscar León, celebró que las visitas generarán “una muy buena ocupación dentro de las circunstancias y comparando con semanas anteriores”.
Enojo y polémica
Aún así, en la isla no todos están contentos de que la erupción se haya convertido en una atracción.
La isla cortó el acceso a todos los miradores,después que la policía se mostró descontenta con las llegadas masivas, que generan más tráfico del habitual en las carreteras, mientras turistas ávidos de retratar el volcán hacían de todo aparcamiento, terraplén o terraza que encuentran un mirador improvisado.
“Sólo falta un puesto de perritos calientes”, se quejó un habitante al diario El Mundo.
Juan Pablo González, gerente de Ashotel, reconoció a El Independiente que “se ha producido una afluencia de personas atraídas por lo que algunos consideran un espectáculo de la naturaleza”, aunque subrayó que “ahora eso no toca”.
“Es importante que la isla vaya recuperando la normalidad, pero está colapsada y algunas carreteras cortadas por la lava. Lo que menos se necesita ahora mismo es turistas en coche que obstaculicen el tránsito de los servicios de emergencia”, dijo.
“¡Qué falta de empatía, por favor!”, comentó a EFE Yurena, una vecina de la isla que tiene un primo cuya familia, de nueve miembros, lo perdió todo bajo la lava.
La mujer criticó que los turistas “parecen ajenos a la desgracia”, quizá porque “lo ven desde fuera”. “Reconozco que -el volcán en erupción- es un fenómeno de la naturaleza, es impactante, pero cuando conoces todo el daño que ha hecho…”, dijo.
Lo que más llama la atención y duele a los locales es ver a los turistas haciéndose selfis sonriendo.
“Esta clase de turismo no sé qué beneficio le da a la isla. No lo veo. Este de ahora, no. No digo que en un futuro, sí, pero ahora no”, indicó Victoria, otra vecina, quien lanzó otra reflexión: “Cuanto más turismo, menos viviendas” habrá para los que se han quedado sin la suya.
En efecto, muchos de los habitantes de la isla que han perdido sus hogares ahora no encuentran casas para alquilar, según un reportaje publicado por el diario El País. La mayoría están en segundas residencias, casas de vecinos, familiares o amigos y los que no, en establecimientos turísticos de forma provisional.
La lava ha afectado ya a más de mil edificaciones en esta isla atlántica, viviendas principalmente, de las que unas 900 han sido destruidas, y más de 5.500 personas tuvieron que ser evacuadas.
Pero para muchos, tanto españoles como extranjeros, la experiencia es única.
“Esto es un espectáculo y sabes que en España o lo ves ahora o ya nunca más”, dijo al medio El Independiente Luis Robles, que trabaja en Wildwatching, una agencia que ya ha organizado un viaje a la isla canaria con seis clientes interesados en observar de cerca la lava.
Un turista belga dijo a EuroNews que asistir a la erupción “es algo fantástico y una experiencia muy fuerte, aunque entiendo que es una situación muy difícil para los que viven aquí”.
La erupción continúa
Mientras tanto, el volcán mantiene su incesante actividad desde que surgió en la zona de Cumbre Vieja hace cuarenta y dos días y, aunque presenta un perfil de estabilidad en sus parámetros de sismicidad y emisiones, nada apunta a que esté próximo el fin de la erupción.
La sismicidad sigue siendo intensa, con bastantes sismos sentidos y sobre todo a profundidades de más de 20 kilómetros, y otros a entre 10 y 15 kilómetros.
Lo que está claro tras cuarenta días es que este de la Cumbre Vieja es el volcán más devastador de cuantos han surgido en los últimos cinco siglos en La Palma por la superficie que ha cubierto, más de 900 hectáreas. Se estima que ha emitido entre 50 y 100 millones de metros cúbicos de piroclastos y lava.
En las últimas horas preocupa especialmente el avance de una de las coladas de lava, la designada con el número tres, que podría amenazar la carretera de acceso a Puerto Naos, localidad turística que no está en riesgo y que se encuentra lejos de este punto.