Más de la mitad de las carreteras financiadas por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), fueron repartidas entre MECO y H. Solís, ambas cuestionadas por la red de corrupción descubierta en el Conavi, conocida como el caso “Cochinilla”. Las constructoras se dejaron el 83% del dinero que prestó este banco a Costa Rica en la última década.