El maridaje entre vino y el queso es un placer que muchos disfrutan, aunque en ocasiones con algo de culpa. Sin embargo, una nueva investigación ha encontrado que estas dos exquisiteces podrían protegernos contra el deterioro cognitivo.
El estudio, en el que participaron 1787 personas de Reino Unido, de entre 46 y 77 años, solicitó a los sujetos de prueba que respondieran un “Cuestionario de frecuencia alimentaria” sobre su ingesta de ciertos alimentos, desde frutas frescas y ensaladas hasta pescado azul, café, cerveza y sidra, vino tinto y queso.
Luego se les pidió que llevaran a cabo una “Prueba de inteligencia de fluidos” para ver qué tan rápido podían pensar sobre la marcha.
La investigación tuvo en cuenta los tipos de alimentos y alcohol que consumieron los participantes entre 2006 y 2010, y luego durante las pruebas de seguimiento entre 2012 y 2013 y entre 2015 y 2016.
Los resultados, publicados en la revista Journal of Alzheimer’s Disease de noviembre de 2020, mostraron que el vino tinto y el queso tenían más probabilidades de prevenir el deterioro cognitivo. Se descubrió que el queso es el alimento más eficaz para prevenir el deterioro de la función cerebral relacionada con la edad, recoge Independent.
“Me sorprendió gratamente que nuestros resultados sugirieran que comer queso y beber vino tinto de manera responsable a diario no solo es bueno para ayudarnos a enfrentar nuestra pandemia actual de Covid-19, sino quizás también para lidiar con un mundo cada vez más complejo que nunca parece detenerse“, dijo Auriel Willette, profesora asistente de Ciencia de los Alimentos y Nutrición Humana en la Universidad Estatal de Iowa, quien participó en el estudio.
“Si bien tomamos en cuenta si esto se debía solo a lo que comen y beben las personas adineradas, se necesitan ensayos clínicos aleatorios para determinar si hacer cambios fáciles en nuestra dieta podría ayudar a nuestro cerebro de manera significativa”, agregó.
El queso y el vino también pueden proteger a las personas de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer, dependiendo de otros factores genéticos involucrados, explicó el autor del estudio, Brandon Klinedinst.
“Dependiendo de los factores genéticos que porta, algunas personas parecen estar más protegidas de los efectos de la enfermedad de Alzheimer, mientras que otras parecen tener un mayor riesgo”, dijo el investigador.
También se demostró que una ingesta semanal de cordero mejora la destreza cognitiva a largo plazo, pero la sal tuvo el efecto contrario. Se encontró que el consumo excesivo de sal aumenta el riesgo de problemas cognitivos.
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