A principios del milenio el nombre de Ramon Calliste era sinónimo de esperanza en Gales ya que este joven que se desempeñaba en algunos seleccionados juveniles de su país había demostrado capacidad suficiente como para convertirse en una megaestrella y darle a su país alguna alegría. Tanto es así que llegó a entrenar con el primer equipo del Manchester United y los periódicos locales lo bautizaron como “el nuevo Ryan Giggs”.
En la temporada 2004-05, compartió varias prácticas con el primer equipo de los Diablos Rojos, ya que su nivel en las categorías menores, con las que ganó la FA Cup juvenil en 2003, llamó la atención de Sir Alex Ferguson. Fue así que tuvo la fortuna de coincidir con jugadores de la talla de Cristiano Ronaldo, Río Ferdinand, Ruud van Nistelrooy, Gerard Piqué y Paul Scholes entre otros. “No siempre entrenamos con el primer equipo, pero a veces teníamos partidos de cinco. Aspiraba a entrenar con ellos de forma permanente, y fue increíble cuando tuve la oportunidad. Entrené con Rooney y Ronaldo, lo cual fue muy importante”, recordó en diálogo con The Sun.
También se encontró con otra megaestrella en ascenso, en un amistoso entre seleccionados juveniles de su país: “Recuerdo haber visto a Gareth Bale cuando tuvimos una sesión de entrenamiento de Gales sub-21 en el campo de Wrexham. Realmente no sabía quién era en ese momento, pero sabía que estaba en Southampton. Pero después del entrenamiento estábamos pateando al arco y pude verlo practicando tiros libres. Desde ese momento se podía ver que era un jugador especial. Fue genial jugar junto a él y otros grandes jugadores del mundo”.
La presencia de semejantes nombres terminó siendo contraproducente para su futuro en el United y por eso a la temporada siguiente se marchó al Liverpool en búsqueda de sumar algunos minutos, pero tampoco lo logró. En Anfield no pudo siquiera pisar el césped y luego de una campaña en donde acabó siendo una de las figuras del torneo de reserva, siguió el consejo del entrenador de Gales, John Toshack, quien le recomendó que se busque un equipo en donde sea titular para poder así tener continuidad y ser convocado al seleccionado. Escogió entonces sumarse al débil Scunthorpe United, pero allí el destino le jugó una mala pasada.
En 2006 se dislocó el tobillo, se rompió un hueso y se lesionó gravemente los ligamentos, por lo que nunca volvió a recuperarse físicamente y tras breves y olvidables pasos por otros equipos de menor rango del ascenso británico se retiró. “Si hubiera tenido la lesión en Man United y Liverpool, podría haber estado bien. Pero debido a que recibí el tratamiento en Scunthorpe, no creo que recibí la atención médica adecuada”, analizó.
Aquella incipiente estrella que había encandilado a varios entrenadores terminó apagándose sin ni siquiera haber podido brillar ante el público. Pero eso no impidió que Calliste abandonara todo intento por triunfar. “Cuando me di cuenta de que el fútbol no me iba a dar la vida que deseaba, se trató de preparar algo más y moverme rápido”, contó en diálogo con el sitio The Sun.
“Empecé a involucrarme en la relojería a través de los contactos que tenía en el mundo del fútbol. Una vez que vi que podía convertirse en un negocio viable, creé Global Watches en 2013 y se ha convertido en una empresa realmente fuerte que ahora está facturando millones”. Es que la compañía que vende relojes de alta gama le da hoy en día una ganancia superior a los USD 5 millones al año. “La idea es seguir creciendo y, con suerte, vender la empresa dentro de cinco o diez años, tal como lo hizo Watchfinder recientemente”.
“Cuando se trata de productos de alto valor , hay que tener en cuenta muchas normativas. Hacemos todo según las reglas aquí y es muy importante tener claro lo que estás haciendo. Tuve suerte de que fuera muy lucrativo desde el principio. Algunos relojes que vendemos pueden costar desde 250.000 libras esterlinas (más de USD 410 mil)”.
Su paso por el fútbol le permitió tener contactos para realizar sus primeras transacciones y conocer de cerca el gusto de potenciales clientes: “Trataba con futbolistas al principio, vendiéndoles relojes y ya tenía esa confianza allí. Incluso hoy, los clientes se conectan y ven que soy yo y se sienten cómodos comprándome. Puede que haya otras empresas que sean más fuertes que la mía, pero como jugué el juego, eso ayuda al negocio. Tenemos un servicio a medida en el que nos dirigimos a los clientes, y no solo a los futbolistas”.
Su crecimiento ha sido exponencial en estos años y en la actualidad tiene un salario mucho mayor que el de la media del fútbol mundial: “Comenzamos con una oficina en Mayfair. Ahora, tenemos un escaparate en el norte de Londres. Cuando puedes llevar tu inventario a una sala de futbolistas, en donde quizás hay diez millonarios, eso es mejor para todos los involucrados. Prefieren ese servicio y es una oportunidad más fácil de vender productos. Tengo una gran relación con los jugadores y me aseguro de que estén bien cuidados”.
Pese a que se lamenta por no haber podido desarrollar su talento en una cancha, Calliste está agradecido por las oportunidades que le dio la vida y si pudiese viajar en el tiempo, no cambiaría nada: “Al final, el fútbol simplemente no era para mí. Con toda la habilidad que tenía, simplemente no era mi destino. No habría conocido a mi esposa, no habría conocido a mis hijos porque no habría venido a Londres en el momento en que lo hice. Solo eso es lo más importante para mí”.