Unos pequeños, pero muy ruidosos insectos comienzan su época de apareamiento y serán más visibles en varias partes del país en las próximas semanas.
Se trata de las comúnmente conocidas chicharras, un insecto de coloración café, verde, negro o grisáceo, con rasgos de diferentes colores.
El intenso zumbido de las chicharras que resuena en diferentes partes del país no está estrictamente relacionado con el calor, contrario a esta creencia popular.
Sino más bien, el sonido se explica porque el apareamiento de estos insectos coincide con los últimos días de la época seca.
El ciclo de vida de estos insectos es largo, comenzando cuando las hembras ponen sus huevos en los árboles y posteriormente las ninfas caen al suelo para enterrarse.
Al emerger, suben a los árboles y continúa la metamorfosis, transformándose en adulto y dejando atrás el cascarón color café.
La creencia de que las chicharras resuenan por el calor se debe a que, cuando el sol calienta, la chicharra volará a algún árbol cercano y allí comenzará a producir su famoso sonido.
Este famoso sonido solamente lo emiten los machos para atraer a las hembras y poder reproducirse.
Las chicharras no “cantan”, sino son como los grillos, que “estridulan”.
Es decir, emiten un sonido estridente que se relaciona con la entrada del verano en los países del norte y por la llegada de la cuaresma o la semana santa en los países centroamericanos.
Lo más curioso es que las chicharras son sordas, las hembras no son atraídas por el sonido, sino por las vibraciones del sonido que proviene del macho.