Llegar al centro del pueblo, estacionar en un parqueo e ir caminando a cada negocio a realizar las compras, es más recomendable que intentar estacionar frente a cada negocio, que no tiene parqueo, a comprar cada cosa que se necesita.
Es todavía más recomendable que la zozobra de estar pensando si el carro será robado o tachado por delincuentes o remolcado por la Policía de Tránsito y es más barato pagar un parqueo que una multa de ¢55.000, sin contar los días de custodia y el acarreo, si resulta necesario llevarse el vehículo.
“Cuando estacionamos donde queremos, no solo asumimos riesgos de sanciones y de delincuencia, sino que reducimos la movilidad. Debemos comprender que, si en un sitio es prohibido estacionar, es porque hay una razón técnica para ello, que puede ser seguridad vial o que se ha comprendido que estacionar en ese sitio genera congestionamientos. Siempre hay una razón lógica para la prohibición”, explicó Alberto Barquero Espinoza, Sub director de la Policía de Tránsito.
Estos congestionamientos se han venido acentuando y podrían seguir en aumento en esta época navideña, si se insiste en estacionar donde más convenga, sin respetar a los otros actores viales, como lo puede ser frente a una cochera, en la acera, a menos de 10 metros de una esquina o en zona con demarcación que lo prohíbe.
En ese sentido, Barquero pide a las personas ser conscientes y respetuosas de los derechos del peatón a caminar por la acera, del ciclista a usar la ciclovía, del conductor a no exponerse de más porque pierde visibilidad por un carro estacionado en una esquina o el derecho de todos, en general, a transitar lo más fluido posible por una carretera.
“Lo último que queremos es saturar los planteles con vehículos, pero si nos vemos obligados a decomisar un automotor, o unas placas, lo haremos, más cuando esas conductas ponen en peligro a otras personas”, finalizó el funcionario.
Entre enero y noviembre, 32.299 personas recibieron una sanción de ¢55.000 por estacionamiento indebido.