Cuba, que ha concebido y desarrollado sus propios antígenos contra el coronavirus, se apresuró esta semana para iniciar la campaña de inmunización en poblaciones de riesgo, antes de terminar los ensayos clínicos de sus candidatas a vacunas.
Este tipo de campañas antes de concluir los ensayos se conocen como intervención de salud pública.
Las autoridades médicas tienen previsto autorizar en junio el “uso de emergencia y o un registro condicionado” para Abdala y Soberana 2 y así continuar con la inmunización masiva.
La isla tiene una larga historia de vacunas: bajo un embargo estadounidense desde 1962, Cuba comenzó a desarrollar sus propios remedios en la década de 1980. De las 13 vacunas de su programa de inmunización, ocho son de producción local.
La campaña comenzó este miércoles en cuatro municipios de la capital, incluido Regla, con los proyectos de vacunas Abdala y Soberana 2, los más avanzados de los cinco con los que cuenta la isla.
Cuba ya ha realizado ensayos de intervención con estos dos candidatos, pero a menor escala.
En la capital del país, de 2,1 millones de habitantes y actual epicentro de la pandemia, más de 1,7 millones de personas serán vacunadas entre mayo y agosto, según anunció el viernes el ministro de Salud, José Ángel Portal.
“Nosotros pensamos que ya en el mes de junio tengamos inmunizada a 22,6% de la población, en julio 33,5% y en agosto al 70%”, afirmó Portal en televisión cubana.
Aunque nerviosos, la mayoría de los habaneros convocados este miércoles acudieron a los 41 vacunatorios habilitados, confiados en la eficacia del proyecto Abdala. Este candidato vacunal terminó la tercera y última fase de ensayos clínicos.