Pocas cosas son más conmovedoras que recibir a un bebé en este mundo. ¿Pero qué pasa si el corazón del bebé no le permite quedarse en este mundo por mucho tiempo?
Tristemente, es lo que ocurrió a Mindy y Rob Seay de Anchorage, Alaska.
Su hijo Lincoln fue diagnosticado con defectos cardiacos severos cuando Mindy llevaba 20 semanas de embarazo. Poco después de su nacimiento, Lincoln necesitó cirugía a corazón abierto para instalar una vía que le permitiera mantenerse con vida.
Pero cuando cumplió 3 meses, fue demasiado grande para su vía y la joven pareja oyó las palabras que ningún padre quiere oir. Lincoln necesitaba un transplante de corazón.
Mindy estaba devastada. No podía superar el hecho de que su bebé pudiera ser arrancado de sus brazos. Rob también sentía dolor, pero sabía que su familia lo necesitaba ahora más que nunca. Y cumplió. Dejó su trabajo y se trasladó con su familia, incluyendo a sus hijos mayores, para estar más cerca del Seattle Children's Hospital.
Es el primero en aceptar que estaba asustado, pero Rob hizo de tripas corazón para mantenerlos a todos positivos. "Me negué a dejar sufrir a mi familia", contó al sitio Upworthy. "Me aseguré de que cada acción que hiciera fuera intencionalmente dirigida a darles el respaldo que necesitaban".
Rob hizo todo para que Mindy no tuviera que hacerlo, y pudiera enfocarse en cuidarse ella y al pequeño Lincoln.
A través de todo el proceso, nunca pidió alabanzas, no se quejó, y no quiso que nadie sintiera lástima por él. Hizo estas cosas porque estaba intrínsecamente motivado a ser un buen hombre, padre y esposo.
Pero aunque Rob hacía todo lo posible por mantener a su familia feliz, el pequeño Lincoln estaba luchando por su vida en el hospital.
Luego de dos episodios de paro cardíaco, Lincoln finalmente tuvo buenas noticias: iba a recibir un corazón. Pero mientras era preparado para el transplante, el corazón de Lincoln dejó de funcionar y el bebé falleció.
Los doctores, sin embargo, se negaron a rendirse.
Abrieron el pecho de Lincoln lo más rápido que pudieron, masajearon manualmente su corazón, y lo conectaron exitosamente a la máquina de bypass. En muchos casos, este proceso puede tomar hasta dos horas en completarse. Los doctores hicieron todo en 12 minutps. Y trajeron a Lincoln de vuelta a la vida.
Así ocurrió: algunas horas más tarde, Lincoln tenía un nuevo corazón y de pronto era un bebé nuevo, lleno de energía y felicidad.
Así es. El bebé que había muerto en el hospital unas semanas antes ahora está vivo y listo para ir a casa.
¡Qué increíble historia!