Resulta prácticamente imposible resistirse a las nuevas tendencias. Sin embargo, muchos looks que tenemos en mente pueden estar ya en nuestro armario. Sólo hace falta prestar un poco de atención a las piezas clave con las que ya contamos y aportarles nueva vida a través de complementos o nuevos estilismos que nos muestren facetas ocultas de la pieza en cuestión. La clave pasa por desproveer a dichas prendas de su entorno habitual e interpretarlas de una manera absolutamente novedosa. Y para ello, una palabra resultará clave: descontextualización. Comenzamos.
Un vestido (no tan) romántico
Una de las apuestas estéticas más fáciles y efectistas por las que puedes apostar es por descontextualizar alguno de tus adorados vestidos románticos. Para ello, no tendrás más que conjugarlo con prendas más rotundas y agresivas como pueden ser una biker de cuero y unas botas militares. El equilibrio entre la dulzura del vestido y el espíritu rock del resto de prendas creará el balance estético necesario para que tu look no sólo sea la perfecta apuesta de entretiempo, sino también un mix de plena actualidad. Además, si te apetece rizar un poco más el rizo, siempre puedes decantarte por una prenda de color (como en este caso una chaqueta azul) para salirte del binomio blanco y negro y configurar un estilismo de diez.
Un look (no tan) monocromático
De las bondades del look monocromático hemos hablado en más de una ocasión. Sin embargo, si lo que buscas es un estilismo que se salga de lo establecido logrando un efectismo igual (o incluso superior), entonces lo que necesitas es entregarte a la magia de un look en degradado. El procedimiento es el mismo que en un estilismo color block, pero aquí están permitidas las variaciones en la gama cromática. Ahora solo queda escoger el tono en cuestión y experimentar con sus diferentes declinaciones. Lograrás un conjunto inesperado y, sobre todo, tremendamente favorecedor.
Unos pantalones (no tan) disco
Las ganas de darlo todo en una discoteca son omnipresentes. Lo sabemos. Sin embargo, mientras llega el día, siempre podemos jugar a ser nosotras mismas la fiesta. Al fin y al cabo, toda esa ropa festiva acumulando polvo en tu armario se merece más de un paseo. Y qué mejor forma de iniciarse en el arte de vestirse con piezas nocturnas de día, que con unos pantalones metalizados. Esa prenda de la que ya hablamos la temporada pasada y que, sin duda, tiene mucho más que decir. Eso sí, si los vamos a sacar de su entorno natural, conviene hacerlo de la manera correcta para que no parezca que nos hemos equivocado de hora. ¿El truco? Bajarle revoluciones a través de prendas que suavicen su estética discotequera. Prendas de punto, colores vivos (huye del negro) y hasta algún que otro print que robe atención a los pantalones en cuestión serán buenas apuestas para introducirlos en tu día a día sin que parezca que llegas de un after. La música, eso sí, la pones tú.
Un traje (no tan) formal
¿Y por qué ceñirte a las reglas y jugártela todo a un mismo traje cuando puedes duplicar la apuesta? Una forma sencilla y epatante de reinventar un look formal puede pasar por combinar la parte de arriba de tu traje favorito con una parte de abajo de otro que contraste. Juega con las mezclas cromáticas y diviértete dando salida a tus básicos a la vez que creas nuevos looks. El resultado no sólo será mucho más casual de lo habitual, sino que te permitirá ampliar considerablemente tu oferta en materia de trajes. Además, puedes seguir en la línea desenfadada del conjunto y añadir unas sandalias planas a la ecuación (tal y como muestra la fotografía) para dejar claro que ni tu traje es como los demás, ni esperas que lo sea.
Un estilismo (no tan) deportivo
Y con el athleisure viviendo una segunda juventud, no nos podíamos olvidar de las oportunidades que nos brinda la mezcla entre equipación deportiva y piezas más elevadas. Dale una segunda oportunidad a tu look más deportivo a través de alguna pieza clásica que funcione como elemento inesperado: desde un bolso icónico, a una blazer estructurada, pasando por alguna joya XL. Todo vale con tal de que quede claro que estás dispuesta a todo menos a entrenar. Porque ponerse en forma en materia estilística también es justo y necesario.