La noche del jueves marcó un hito en la exploración del universo. Es que, tras más de medio siglo, se registró el exitoso aterrizaje de la primera nave espacial en la Luna. Este logro fue protagonizado por una flota de robots comerciales financiados por la NASA con el objetivo de allanar el camino para futuras misiones tripuladas hacia nuestro satélite natural.
La responsable de esta hazaña fue Intuitive Machines, una firma que dirigió su módulo de aterrizaje bautizado como Odiseo hacia la superficie lunar. Con forma de hexágono, el módulo alcanzó una suave llegada cerca del polo sur lunar a las 23.24 GMT, luego de reducir su velocidad desde unos vertiginosos 6.500 km/h. Este emocionante acontecimiento fue transmitido en vivo a través del sitio web de la compañía, permitiendo a espectadores de todo el mundo ser testigos de este momento histórico.
A medida que Odiseo se aproximaba a la superficie lunar, activó una “EagleCam” externa, la cual capturó imágenes del módulo durante los últimos segundos de su descenso. Esta tecnología proporcionó una vista sin precedentes del proceso de aterrizaje, brindando una perspectiva única de este logro espacial.
Es importante destacar que este éxito llega después de un intento fallido el mes pasado por parte de otra empresa estadounidense. Este hecho incrementa la presión sobre la industria privada para demostrar su capacidad de repetir una hazaña que solo había sido lograda previamente por la NASA durante la misión Apolo 17 en 1972.
El viaje de Odiseo comenzó el 15 de febrero, cuando fue lanzado al espacio a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX. Equipado con un sistema de propulsión de oxígeno líquido superenfriado y metano líquido, este módulo logró surcar el espacio a una velocidad récord, lo que contribuyó a su llegada exitosa a la Luna.
El objetivo final de esta misión era Malapert A, un cráter de impacto situado a 300 kilómetros del polo sur lunar. La NASA tiene la esperanza de establecer una presencia a largo plazo en este lugar, con el objetivo de recolectar hielo para obtener agua potable y combustible para cohetes en el marco de su programa insignia Artemis, el cual busca llevar a la humanidad desde la Luna hacia Marte.
Dentro de los instrumentos transportados por Odiseo se encuentran cámaras diseñadas para investigar cómo cambia la superficie lunar como resultado del penacho de los motores de las naves espaciales. Además, lleva un dispositivo para analizar las nubes de partículas de polvo cargadas que se ciernen sobre la superficie durante el crepúsculo lunar debido a la radiación solar.
Un componente crucial del equipo de Odiseo es su sistema de aterrizaje, el cual utiliza pulsos láser para medir la distancia y velocidad de la nave con una precisión milimétrica. Esto es fundamental para evitar un impacto catastrófico durante el descenso a la superficie lunar.
Se estima que el hardware de Odiseo funcionará durante aproximadamente siete días, hasta que llegue la noche lunar, dejando al módulo temporalmente inoperativo. Este periodo brindará una valiosa oportunidad para recopilar datos y llevar a cabo experimentos que contribuyan al avance de la exploración espacial y a la comprensión de nuestro vecino cósmico más cercano.
La misión actual “será una de las primeras incursiones en el polo sur para observar realmente las condiciones ambientales de un lugar al que vamos a enviar a nuestros astronautas en el futuro”, declaró Joel Kearns, alto funcionario de la NASA.
“¿Qué tipo de polvo o suciedad hay, cuánto calor o frío hace, cuál es el entorno de radiación? Todas estas son cosas que realmente te gustaría saber antes de enviar a los primeros exploradores humanos”, indicó.
La misión de Odiseo no solo llevó consigo equipo científico de vanguardia, sino que también incluyó una carga de gran significado artístico y cultural. Entre los elementos transportados se encuentran 125 minilunas de acero inoxidable creadas por el renombrado artista Jeff Koons. Esta peculiar adición, financiada por clientes privados de Intuitive Machines, añade un toque artístico a esta ambiciosa empresa espacial, fusionando la ciencia con el arte de una manera única y provocativa.
Además de las minilunas de Koons, la carga de Odiseo también alberga un archivo especial creado por una organización sin fines de lucro con el objetivo de preservar el conocimiento humano. Este archivo busca dejar copias de seguridad del saber humano en todo el sistema solar, ofreciendo una salvaguarda de nuestra cultura y logros para las generaciones futuras y para posibles formas de vida extraterrestre que puedan encontrarse con él.
La NASA financió a Intuitive Machines con la suma de 118 millones de dólares como parte de la iniciativa Commercial Lunar Payload Services (CLPS). Esta iniciativa tiene como objetivo delegar los servicios de carga a empresas privadas, buscando no solo eficiencia económica, sino también estimular una economía lunar más dinámica y diversificada.
Sin embargo, este éxito no está exento de desafíos y contratiempos. Una empresa estadounidense, Astrobotic, experimentó dificultades en enero con su nave espacial Peregrine, la primera en ser lanzada como parte del programa CLPS. Esta nave sufrió una fuga de combustible y se vio obligada a regresar a la Tierra, donde se desintegró en la atmósfera.
* Con información de AFP