Este 26 de abril se conmemoran 35 años del accidente nuclear en la central Chernobyl en Ucrania y que suele ser incluido entre los grandes desastres medioambientales de la historia.
“La explosión en la central de Chernóbil y sus consecuencias transformaron el mundo”, dijo el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, durante una visita a la zona de exclusión de la central, de un radio de 30 kilómetros, según informa DW.
La explosión provocó la mayor catástrofe en la historia de la explotación civil de la energía nuclear. 31 personas murieron en el momento del accidente, alrededor de 135.000 personas tuvieron que ser evacuadas de los 155.000 km² afectados, permaneciendo extensas áreas deshabitadas durante años al realizarse la reubicación posteriormente de otras 215.000 personas.
Además, la radiación se extendió a la mayor parte de Europa, permaneciendo los índices de radiactividad en las zonas cercanas en niveles peligrosos durante varios días.
La tragedia “mostró a la humanidad que hay desgracias que nos afectan a cada uno y a todos juntos”, agregó Zelenski realizando un llamado a la comunidad internacional a “reforzar la seguridad” para evitar “catástrofes similares”.
Durante 10 días, el combustible nuclear ardió y liberó a la atmósfera elementos radioactivos que contaminaron, según algunas estimaciones, hasta tres cuartas partes de Europa, sobre todo las entonces repúblicas soviéticas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia.
El desastre nuclear de Chernobyl también significó un duro golpe para Moscú. Aunque el gobierno de la Unión Soviética trató de ocultar la mayor catástrofe nuclear de la historia, a la larga significó la caída de la URSS y el fin de la Guerra Fría.
En 2019 se instaló una enorme bóveda de acero, estructura que cubrió el agrietado e inestable “sarcófago” de hormigón instalado sobre el reactor dañado y que debe garantizar su seguridad durante los próximos 100 años.
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