Una nueva modalidad de extorsión descubrió en los últimos días un equipo de inteligencia de la Fuerza Nacional AntiMaras y Pandillas (FNMAP), de Honduras, al constatar que menores de edad, incitados por adultos, solicitan a sus padres dinero en línea para pagar “retos” en videojuegos.
Según este caso, algunos menores se hicieron pasar por grupos delictivos ante sus parientes y el dinero que conseguían lo usaban para seguir escalando en juegos en línea, indican las preliminares informaciones.
La portavoz de FNAMP, regional en La Ceiba, Betty Rosales, reportó la semana pasada que ese cuerpo de seguridad actualmente investiga al menos cinco casos en los que los hijos extorsionaron a sus propios padres, así como a otros familiares.
“Uno de los casos se descubrió, por a una denuncia de una persona que estaba siendo extorsionada y cuando se procedió a las investigaciones respectivas se llegó hasta donde el presunto extorsionador, quien estaba dando una cuenta bancaria, donde se debía depositar el dinero”, explicó.
VA POR NIVELES
“Al investigar la cuenta nos damos cuenta que el dueño de la misma es una persona que maneja juegos en línea”. Al profundizar en este expediente, los agentes identificaron que uno de los “gamer” eran los que estaban extorsionando a sus progenitores, para seguir jugando.
Mientras iban avanzando las investigaciones, el joven le “dijo a su mamá o padres que era el que estaba haciendo eso (extorsión en línea), porque sus amigos con edades de 15 a 17 años han hecho lo mismo, para pagar los juegos”.
De acuerdo a las mismas investigaciones, en dichos juegos hay una serie de niveles, los cuales comienzan gratuitamente, pero en forma el jugador va avanzando debe ir pagando por jugar a un nivel más alto.
“Están extorsionando no solo a sus padres, sino que han ido a extorsionar a sus tíos e incluso familiares que están fuera del país como Estados Unidos”, indicó Rosales. Los menores descubiertos en dicha extorsión virtual pretendían usar una cuenta falsa de Facebook.
PAGO POR ESCALAS VIRTUALES
Rosales explicó que al momento, las extorsiones se han realizado en su mayoría a un popular juego virtual, denominado “Free Fire” que hasta los mismos padres le proporcionan a sus hijos, para que se entretengan.
Sin embargo, el jugador comienza jugando gratis, pero en la medida que avanza la adicción y las escalas, el usuario debe pagar para seguir ascendiendo en el juego. La vocera lamentó que desafortunadamente se trata de menores que no trabajan y tienen que conseguir dinero para seguir entreteniéndose.
En ese sentido, mediante las investigaciones, los padres o extorsionados se han dado cuenta que han estado siendo engañados por sus propios hijos, sin embargo, no pagaron y por eso no fueron detenidos los menores, apuntó.
Rosales señaló que las cantidades que piden varían, aunque en la mayoría de los casos piden mil lempiras por juego, pero también le exigen a tíos y familiares que viven fuera del país.
Algunos “exigían 4, 3 y 2 mil lempiras, según lo que costaba los niveles del juego que estaban usando en línea”. Otros jóvenes, según las preliminares investigaciones, no solo usaban el dinero para jugar en línea, sino que, para comprar teléfonos móviles y ropa de marca.
MÁS ATENTOS
En ese sentido, pidió a los padres de familia estar más vigilantes acerca de lo que están haciendo sus hijos y que no les faciliten ese tipo de juegos ya que muchas veces ignoran que se tiene que pagar para seguir jugando.
Descubierta esta nueva manera de extorsionar en línea, Betty Rosales, comentó que es ahí la importancia de “denunciar los casos y todo tipo de extorsión, porque así se logra identificar todo tipo de estrategias de bandas dedicadas a ese ilícito o en este caso de jóvenes alentados por personas adultas.
Las autoridades de la Fuerza Nacional AntiMaras y Pandillas, explicaron a medios hondureños que, aunque los identificados en este tipo de extorsiones sean en su mayoría menores de edad, las “investigaciones no paran”, con el objetivo de abolir esta nueva modalidad. (JGZ).
La nueva modalidad de extorsión se descubrió luego de una denuncia de un testigo protegido, y en medio de la investigación se descubrió que quien estaba haciendo las amenazas era un menor de edad, hijo de la víctima que solicitaba el depósito a una cuenta bancaria en la que compraba diamantes para “Free Fire”.