Andrés Soto Solís
asoto@repretel.com
Un profesor de la Universidad de Costa Rica dio a conocer en sus redes sociales que tuvo que calificar con un 0 a 18 estudiantes en preguntas específicas donde utilizaron la Inteligencia Artificial para redactar sus evaluaciones.
El profesor señaló que al utilizar este tipo de medios para realizar trabajos, exámenes o cualquier proyecto es un tipo de fraude.
“Es el intento de hacer pasar como propio un texto que no fue escrito por el estudiante, sino por una Inteligencia Artificial. Es un plagio de una IA, un intento de engaño al docente porque el estudiante no elabora su evaluación y no comprueba su aprendizaje” señala el profesor de apellidos Campos Ocampo.
Pese a descubrirlos haciendo trampa, Campos aseguró que prefirió no abrir un proceso disciplinario y solo calificar con un 0 a sus estudiantes en las preguntas donde logró descubrir que utilizaron la IA.
“Sin embargo, pese a las advertencias, DIECIOCHO estudiantes utilizaron Inteligencia Artificial para redactar sus evaluaciones conmigo y eso, como dije, constituye un fraude académico… Tras el enojo APOCALÍPTICO que me dio, me serené, hice caso a don Quijote y opté por la piedad: por ser adolescentes de primer ingreso y por ser su primera falta, decidí no abrirles el proceso disciplinario a los infractores y solamente les puse un CERO en la evaluación… Por desgracia, no dudo que vendrán expulsiones que sentarán un precedente”.
Pero la gran pregunta que muchos se hacen es ¿Cómo se dio cuenta que las respuestas eran con Inteligencia Artficial?
Así lo descubrió el profesor:
“Las IA redactan de forma particular, muy automática e impersonal, así que inicialmente es notable porque el texto se siente raro, de la misma forma en que es obvio cuando una imagen es generada por IA. Pero, además —y esto es lo más importante—, así como hay IA para escribir, hay otras para detectar textos escritos por IA. Para que se hagan una idea, una de las cinco IA que utilicé yo para detectar el fraude pertenece justamente a OpenAI, la firma creadora de ChatGPT pues, para evitar el mal uso de la IA, la propia empresa sacó una herramienta que detecta el fraude”.
En el texto redactado por Campos señala que hubo un trabajo en parejas donde uno de los dos estudiantes utilizó la IA y la otra persona no sabía y otro caso de un joven que la usó para mejorar su redacción.
Campos determinó que volverá a realizar las pruebas en el aula y así evitar hasta donde pueda el uso de las IA.
Por último el profesor Campos Ocampos dejó una reflexión a los estudiantes:
Una reflexión final para los estudiantes: recuerden que cualquier tipo de fraude es un irrespeto para con su academia y, en el caso de la Universidad de Costa Rica, ataca directamente a una institución académicamente muy seria y socialmente muy valiosa. Con un fraude no se engaña a los profes. Con un fraude se auto engaña el estudiante pues se supone que asiste a la universidad para aprender, pero no está aprendiendo. Y, si continúa cometiendo fraudes, al graduarse no habrá aprendido nada y será un mal profesional. Con un fraude, el infractor no engaña a los profes: se engaña a sí mismo y engaña a sus padres, quienes invierten dinero y esperanza para que el joven se forme en la UCR. Una persona que comete estos fraudes académicos, no quiere aprender: sólo le preocupa la nota y eso la convertirá en un mal profesional. La Universidad de Costa Rica merece estudiantes de calidad ética, humana y académica. Por favor, mantengan la estatura que se espera de ustedes y no cometan errores infantiles que les puedan costar su espacio en la universidad.