En estos últimos días, la nación norteamericana ha sido testigo de una serie de hechos violentos que comparten un único protagonista: disparos a quemarropa.
El más reciente ocurrió el pasado martes en la ciudad de Gastonia, en Carolina del Norte, por una pelota equivocada.
La víctima es una niña de 6 años identificada como Kinsley White que jugaba baloncesto con un grupo de amigos en una de las tantas casas del condado de Gaston.
La bola rebotó y cayó accidentalmente en el patio de un vecino.
Kinsley se acercó a la casa contigua para recuperar su balón y fue recibida a los gritos por Robert Singletary, un hombre afroamericano de 24 años.
El padre de la niña, William White, increpó al sujeto por el maltrato hacia la menor y, sin mediar palabra, el sospechoso buscó su arma de fuego y disparó contra White y el grupo de niños, hiriendo a Kinsley en su rostro y a su padre en la espalda.