Un niño marroquà es otra de las imágenes de la semana que ha dejado la crisis migratoria entre España y Marruecos. El menor cruzó solo desde suelo marroquà hasta el otro lado de la frontera con la ciudad de Ceuta, el enclave español situado al norte del paÃs africano, usando botellas de plástico amarradas alrededor de su cuerpo para mantenerse a flote durante el trayecto.
Las imágenes fueron tomadas este miércoles, justo antes de que las autoridades marroquÃes volvieran a vigilar la valla que separa ambos paÃses y se interrumpiese el flujo migratorio. Desde principios de semana hasta entonces, alrededor de 8.000 migrantes, en su mayorÃa ciudadanos de ese paÃs, ingresaran en Ceuta de manera irregular, a nado o en pequeñas embarcaciones.
Tras salir del agua, el pequeño cruzó descalzo rápidamente la playa de El Tarajal, pasando entre soldados españoles que custodiaban la zona e intentando escalar un pequeño promontorio antes de ser detenido.
La masiva llegada de migrantes provocó algunas escenas caóticas y el movimiento de las autoridades españolas, que enviaron agentes de refuerzo y desplegaron al Ejército. La ministra de Defensa ha calificado lo ocurrido como un chantaje de Marruecos.
La crisis diplomática entre ambas naciones se inició después de que se conociera que España habÃa acogido con carácter humanitario a Brahim Ghali, lÃder del Frente Polisario, para ser tratado de cáncer y coronavirus. La organización que dirige Ghali lucha por la independencia del Sáhara Occidental, un territorio ocupado por Marruecos desde 1975 de forma ilegal, según la ONU.
España ha anunciado que ya ha devuelto a cerca de 6.000 personas a suelo marroquÃ, aunque todavÃa tiene que gestionar la situación de los menores migrantes que se encuentran sin la tutela de ningún adulto. Aunque aún no hay cifras oficiales, se calcula que alrededor de 1.500 de las 8.000 personas que ingresaron en Ceuta eran niños y adolescentes.
Algunos venÃan acompañados de familiares y otros solos. Las autoridades españolas han facilitado un número de teléfono al que pueden llamar las familias de los menores que hubieran cruzado la frontera sin su permiso. El resto de niños que no tengan allegados que se ocupen de ellos serán repartidos entre las regiones españolas. La Administración tiene la obligación de tramitar su permiso de residencia y ejercer su tutela.