Japón se quedó ayer a las puertas de dar la sorpresa en el Mundial y dejar en el camino a Bélgica, pero un contraataque en la última jornada del partido les privó del sueño (3-2). La selección, con el bético Takashi Inui a la cabeza, ha desempeñado un gran papel y no se les puede sacar ni una pega a su andadura en Rusia.
Por si fuera poco, su afición ha dado muestras, desde el primer partido, de los civilizados que son, dejando el campo limpio tras cada encuentro, una práctica poco usual en los estadios europeos. Pero no es solamente la afición la que se comporta así y la plantilla también quiso dar ejemplo.
En medio de toda la tristeza por tener que volver a casa, la plantilla y los miembros del cuerpo técnico dejaron el vestuario impoluto antes de irse. Lo limpiaron hasta tal punto que la imagen parece sacada de antes del partido. Y además, se despidieron, colocando un cartel en el que escribían la palabra "gracias" en ruso. Un gesto ejemplar de la selección nipona.