George Stinney, Jr. de 14 años, fue acusado en 1944 de asesinar a golpes a dos niñas blancas – Betty June Binnicker, 11, y Mary Emma Thames, 7 – en Carolina del Sur.
Tres meses después, fue condenado a muerte y se convirtió en la persona más joven en recibir esa sentencia. Tanto fue que tuvo que sentarse sobre una guía telefónica para poder ser ejecutado en la silla eléctrica.
No fue hasta hace unos 13 años, que parientes comenzaron una lucha judicial para que el caso se reabriera, ya que estaban convencidos que Stinney fue obligado por la policía a confesar.
En enero de 2014 , se accedió a escuchar nuevos testimonios y argumentos sobre el caso y el 17 de diciembre de ese mismo año, la juez Carmen Mullen retiró la condena contra de George.
Una de las hermanas del chico, Aime Ruffner aseguró que se encontraba junto a su hermano cuando vieron a las chicas asesinadas.
"Después de verlas, fuimos a casa a comer y a hacer los deberes".
El abogado defensor Steve McKenzie, afirmó que a George no se le dio una asesoría eficaz y, como consecuencia, se le violaron sus derechos de la Sexta Enmienda de la constitución, lo que garantiza el derecho de los acusados a recibir un juicio justo.
A veces la justicia no es justa.