Un tribunal francés en Valence (sureste) condenó el jueves al hombre que abofeteó al presidente Emmanuel Macron a 18 meses de cárcel, de los cuales 14 en suspenso.
El fiscal había solicitado contra el acusado Damien Tarel, de 28 años, esos 18 meses por “violencia contra persona que ostenta autoridad pública”.
Macron recibió una bofetada el martes durante un desplazamiento en el departamento de Drôme, en el sur del país. El mandatario se acercó a una valla a saludar a la gente que lo esperaba en la calle. Al darle la mano a un hombre, este le dio una bofetada con la otra, que según la versión del Elíseo no le llegó a alcanzar. El hombre, identificado como Tarel, fue rápidamente inmovilizado por los servicios de seguridad y tanto él como otra persona, ambos de 28 años, fueron detenidos.
Macron señaló que se trató de un acto aislado.
“Hay que relativizar este incidente, que creo que es un hecho aislado. No hay que dejar que oculte el resto de temas tan importantes para la vida de muchos”, dijo en una entrevista concedida al diario local Le Dauphiné Libéré.
El presidente dijo no tener la sensación de que haya una degradación del ambiente político.
“No me gustaría que individuos aislados o gente que va hacia los extremos puedan, de alguna manera, hacer olvidar al resto. El pueblo francés es republicano. La inmensa mayoría de franceses se interesa por los problemas de fondo”, añadió.
El presidente instó a no dejar que “hechos aislados, de individuos ultraviolentos, como siempre ha habido también en las manifestaciones, tomen posesión del debate público”, porque “no lo merecen”.
“En la República hay libertad de expresión, controversia, libertad de voto, y el pluralismo democrático que hace que te puedas distanciar de gente a la que se le da el mandato de forma regular y que vota las leyes. La contrapartida de esto es que no puede haber violencia, odio, ni en el discurso ni en los actos”, sostuvo Macron.
Por otra parte, el el portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, dijo que el mandatario va a mantener los contactos directos con la población en sus desplazamientos por el país pese a la bofetada.
El portavoz insistió en que el jefe del Estado “va al contacto con los franceses sin filtros” y “en el 99,99 % de los casos” no hay incidentes. A su parecer, lo ocurrido “es un acto aislado porque no hay que dar la impresión de que lo que hizo ese hombre es representativo de la población francesa”.
Attal consideró “un buen signo” que el conjunto de los responsables políticos condenaran inmediatamente la bofetada e hizo hincapié en que “en un país democrático es sano que el debate se produzca en un contexto sin violencia”.