Luego de más de un año detenido en Cabo Verde bajo la acusación de ser el presunto testaferro de Nicolás Maduro y de la solicitud de extradición por parte de Estados Unidos, un jet recogió a Alex Saab en Cabo Verde a las 16:50, hora local, para llevarlo a territorio norteamericano, informó el medio de Cabo Verde Noticias do Norte .
Detenido durante una escala técnica de su avión en Cabo Verde el 12 de junio de 2020, Saab es acusado por Estados Unidos de manejar una vasta red para que el dictador Maduro y su régimen pudieran desviar en su beneficio ayuda alimentaria con destino a Venezuela. Junto con su socio Álvaro Pulido, también solicitado, Saab habría presuntamente transferido 350 millones de dólares fuera de Venezuela a cuentas extranjeras de su propiedad o bajo su control. Podría ser condenado a hasta 20 años de cárcel si es hallado culpable.
El empresario colombiano es un cercano colaborador de Maduro, que le dio la nacionalidad venezolana, título de embajador y tacha su detención de “secuestro”.
Nacido en la ciudad de Barranquilla y de origen libanés, está relacionado con varias empresas, entre ellas Group Grand Limited (GGL), acusada de suministrar alimentos y víveres con sobreprecios al chavismo. De hecho, el colombiano, junto a tres hijastros de Maduro y otras nueve personas, fue sancionado en julio de 2019 por Estados Unidos por esa precisa maniobra. Por esa razón, todos tienen congelados todos los activos o bienes inmuebles que puedan tener en Estados Unidos.
“Alex Saab se comprometió con los informantes de Maduro a dirigir una red de corrupción a gran escala que utilizaron cruelmente para explotar a la población hambrienta de Venezuela. El Tesoro apunta a los que están detrás de los sofisticados esquemas de corrupción de Maduro, así como a la red global de compañías ficticias que se benefician del programa de distribución de alimentos controlado militarmente por el anterior régimen”, explicó en ese entonces el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin.
“La red de corrupción que opera el programa CLAP ha permitido a Maduro y a sus familiares robarle al pueblo venezolano. Utilizan los alimentos como una forma de control social, para recompensar a los partidarios políticos y castigar a los opositores, mientras se embolsan cientos de millones de dólares a través de una serie de esquemas fraudulentos”, agregó.
El periodista Gerardo Reyes, autor del libro “Alex Saab. La verdad”, reveló días atrás a Infobae que el enigmático empresario barranquillero se benefició de una red de empresas fantasma dedicadas a las importaciones ficticias, al tiempo que manejó diversos asuntos comerciales del régimen bolivariano, logrando amasar una fortuna valuada en -al menos- mil millones de dólares. “Resolvía el día a día de los problemas más urgentes del gobierno de Venezuela. Cuando se necesitaba resolver el problema de los alimentos porque no había leche, lo llamaban a él; cuando no había combustible, él se iba y negociaba el envío de tanques de combustible de Irán”, aseguró.
De esa forma entabló estrechos lazos comerciales y diplomáticos con países como Turquía, Irán y Rusia, con el primordial objetivo de ayudar al dictador venezolano a burlar las sanciones internacionales.
Fueron decenas de empresas fantasma las que desarrolló en varios países de América Latina, Europa, e incluso Estados Unidos. Pero el principal vínculo de Saab con Maduro se da a través de Group Grand Limited (GGL), señalada de vender al régimen alimentos a precios subsidiados para distribuir en barrios humildes. No obstante, ambos han sido acusados en distintas oportunidades de usar ese programa, conocido como CLAP, para hacerse de cientos de millones de dólares de manera ilegítima. Incluso han sido denunciados de entregar comida en mal estado.
Las autoridades estadounidenses llevan años apuntando a Saab, pues creen que guarda numerosos secretos sobre cómo Maduro, la familia del presidente y sus principales colaboradores desviaron millones de dólares en contratos gubernamentales.
El argumento chavista -y de sus aliados rusos y chinos- es que Saab es un enviado diplomático del gobierno venezolano y que, como tal, goza de inmunidad judicial mientras esté en misión oficial. Sin embargo, el régimen no convenció al Tribunal Constitucional de Cabo Verde, que el mes pasado autorizó su extradición después de un año de disputas por parte del equipo legal de Saab, que incluye al ex juez español Baltasar Garzón y a BakerHostetler, uno de los mayores bufetes de Estados Unidos.
En las últimas semanas, el régimen venezolano había puesto en marcha su última maniobra para intentar frenar la extradición: exigir que se lo libere para incorporarlo en la mesa de diálogo en México. La petición fue denegada por la oposición y también por los medidadores.
La extradición, de hecho, suma incertidumbre en el proceso, que mañana 17 de octubre debería retomar los encuentros en México.