Redacción
repretel.com
Desde los primeros días de la pandemia de COVID-19, los científicos han buscado desentrañar los secretos de los mecanismos que permiten al coronavirus ingrese e infecte las células humanas sanas. Un equipo de investigadores de universidades de Estados Unidos descubrió el mecanismo por el cual unas moléculas que forman un residuo azucarado alrededor de los bordes de la proteína Espiga del coronavirus- actúan como puertas de entrada a la infección.
La proteína “Espiga” o “espícula” (“Spike” en inglés) del coronavirus ya entró en el vocabulario popular tras más de un año y medio de pandemia. El año pasado, a principios de la pandemia, Rommie Amaro, la investigadora en química biofísica computacional de la Universidad de California en San Diego, fue clave para aportar una visualización detallada de la proteína Espiga del coronavirus SARS-CoV-2 que se adhiere eficazmente a los receptores de las células humanas.
Ahora, Amaro y sus colegas de investigación de la Universidad de California en San Diego, la Universidad de Pittsburgh, la Universidad de Texas en Austin, la Universidad de Columbia y la Universidad de Wisconsin-Milwaukee, de los Estados Unidos han revelado cómo los glicanos, que son las moléculas situadas alrededor de los bordes de la proteína Espiga- actúan como puertas de entrada a la infección.
La investigación fue publicada el 19 de agosto en la revista Nature Chemistry. La doctora Amaro es coautora del trabajo junto con Lillian Chong de la Universidad de Pittsburgh. La primera autora es una estudiante de posgrado de la Universidad de California en San Diego, Terra Sztain. También participó la becaria posdoctoral Surl-Hee Ahn.
“Esencialmente, hemos descubierto cómo se abre realmente la Espiga y se infecta”, dijo Amaro. “Hemos revelado un importante secreto de la proteína espiga en su forma de infectar las células. Sin esta puerta, el virus queda básicamente incapacitado para la infección”.
La investigadora sostuvo que el descubrimiento de la puerta por parte del equipo de investigación abre posibles vías de nuevas terapias para contrarrestar la infección por el coronavirus. Si las puertas de las moléculas glicanos pudieran bloquearse farmacológicamente en la posición cerrada, se impediría efectivamente que el virus se abriera para entrar e infectarse.
El recubrimiento de glicanos de la proteína Espiga ayuda a engañar al sistema inmune humano, ya que se presenta como nada más que un residuo azucarado. Las tecnologías anteriores que obtenían imágenes de estas estructuras mostraban los glicanos en posiciones estáticas abiertas o cerradas, lo que inicialmente no despertó mucho interés entre los científicos.