Redacción
repretel.com
Jad Issa, un hombre de 46 años de Siria, nació con síndrome de Down; sin embargo, se casó, tuvo un hijo y logró que este fuera a la universidad para que fuera doctor.
Jad conoció a su actual esposa, Samira, cuando trabajaba en el campo. En 1997, ella queda embarazada de su hijo Sader Issa, quien ahora se ha graduado en Medicina, en la especialidad de Odontología.
Sader, ya de 25 años, revela que la condición de su padre jamás fue un impedimento para ser un esposo y un líder familia ejemplar.
“Eso no impidió que me criara con más amor y cuidados de lo que es posible imaginar. Gracias a él, crecí con fortaleza emocional y logré cuanto me propuse. Si pudiera elegir un padre, no tengo duda alguna: lo elegiría a él”, aseguró a un medio local.
Pero el mérito de Jad y su esposa no solo se le atribuye a ir en contra de todos los prejuicios que abundan en contra de las personas con síndrome de Down, quienes aconsejaban a la pareja que debía abortar a su bebé. En el momento en que esperaban a Sader, Siria atravesaba por un guerra que tenía al país completamente devastado.
“Mi padre hizo todo el esfuerzo posible –y más– para que yo tuviera una vida normal en todo sentido: afectiva, económica y psicológica. Me encanta cuando me presenta y dice ‘Mi hijo es doctor´(…) ¿Puede haber una mayor prueba de cariño?”, describe Sader.