El aumento de más de 400 casos de bullying en lo que va del año evidencia una grave limitación en el sistema educativo costarricense: la falta de orientadores suficientes para atender estas situaciones.
Expertos advierten que muchas instituciones operan con solo un profesional para cientos de estudiantes, lo que impide una intervención efectiva y a tiempo.
Esta carencia no solo retrasa el abordaje del problema, sino que también deja a las víctimas sin el acompañamiento necesario en momentos críticos.