Tanto el sacerdote como los feligreses aman a esta gatita, quien ya es parte de esta comunidad.
Hasta la fecha nadie ha querido adoptar a Kaya, de 5 meses de vida, por lo que la ONG The Ontario Rescue, con sede en Estados Unidos, ha decidido internacionalizar su caso.
Por suerte, la felina tenía un chip de identificación, que permitió que volviera con sus dueños.
Esos kilos de más trajeron a la gata muchas dificultades para asearse e incluso caminar.