En la ciudad de Malatya, de 800.000 habitantes, decenas de miles de personas tuvieron que huir de sus casas, que corrían peligro de derrumbarse tras los terremotos.
Tahir se encarga específicamente de suministrar tiendas de campaña en nombre de AFAD, la agencia gubernamental de gestión de catástrofes.
Pero desde hace unos días, las tiendas de campaña, tan cruciales en el corazón del gélido invierno, están agotadas.
“La gente viene aquí y nos pregunta cómo pueden conseguir tiendas. Por desgracia, no tengo ninguna solución para ellos. Lo único que puedo decir es que AFAD nos ha informado de que las tiendas están agotadas. Tampoco la Media Luna Roja turca tiene. Aparte de eso, los particulares pueden eventualmente proporcionar algunos con los que se fabrican. Por otra parte, con la visita del ministro ayer, he oído que se han hecho pedidos de tiendas de campaña al extranjero y que llegarán pronto”, explica a RFI.
Según él, las autoridades han recurrido en gran medida a la ayuda internacional para intentar colmar la escasez. La requisa de las residencias universitarias del país es una solución temporal.
Los médicos temen una posible crisis sanitaria
En la campiña de Malatya, miles de personas han tenido que abandonar sus hogares. Y todos los supervivientes del terremoto que se han instalado en el campamento saben dónde está la enfermería.
Los pacientes afluyen a la tienda del Dr. Eren. Saluda, examina a los pacientes y distribuye los medicamentos dispuestos apresuradamente sobre una mesa. Se presentó voluntario en cuanto se enteró de la catástrofe.
Tras más de cinco días en la zona, al Dr. Eren le preocupan los riesgos para la salud de las viviendas improvisadas:
“Corremos el riesgo de sufrir epidemias. Puede tratarse simplemente de una epidemia de gastroenteritis, pero también puede ser mucho más grave, como la hepatitis A, por ejemplo, o el sarampión. No sé si hay tuberculosis en la zona, pero si diez personas viven en una tienda durante un mes, aparecerá la tuberculosis. Puede pasar cualquier cosa. Estamos en pleno invierno, y ésta es la estación de las epidemias. Y también hay aquí poblaciones de refugiados no registradas, algunas de las cuales no están vacunadas y pueden transmitir enfermedades. Los niños y los ancianos son los más vulnerables. Existe riesgo de neumococo, lo que puede aumentar la tasa de mortalidad”, dice.
El gobierno turco sólo está empezando a hacer frente a una crisis humanitaria sin precedentes en la historia del país