Un año después de detectarse el primer caso de coronavirus en España, la tercera ola de la enfermedad amenaza con colapsar los hospitales, donde están internados más de 30.000 pacientes con COVID-19 —4.700 en UCI—, situación que provocó que los profesionales sanitarios se sientan agotados y desbordados.
En la última semana de enero, España registró unos 40.000 contagios diarios, lo que volvió a congestionar la atención en los hospitales. Ante este dramático escenario, las autoridades han optado por implementar medidas drásticas de circulación, relaciones sociales y actividades comerciales.
El Gobierno se niega, por ahora, a los confinamientos domiciliarios que le piden varias regiones.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, dijo que la curva de contagios comienza a doblegarse, aunque la situación es “muy preocupante” debido a la ocupación hospitalaria elevada. “Quedan semanas duras”, advirtió.
Los pacientes ocupan el 24% de todas las camas hospitalarias y el 44% en las unidades de cuidados intensivos, según los datos oficiales.
Este último indicador es grave, especialmente en la región de la Comunidad Valenciana, en donde se registra el 63,29 % de ocupación, y en La Rioja, con el 59,77 %. En Madrid, Castilla-La Mancha y Cataluña se supera también el 50% y se iguala este porcentaje en Castilla y León.
El colapso de los centros de salud ocasiona que el personal sanitario experimente agotamiento psíquico y físico, sobrecarga asistencial y la sensación de haber regresado a los momentos más críticos de la pandemia.
Según los registros sanitarios oficiales, 2 743 119 personas se han infectado con COVID-19 y 58.319 han muerto en España.