Taiwán, nación con más de 23 millones de habitantes, fue elogiada por su manejo de la pandemia en repetidas ocasiones, con una de las tasas de coronavirus per cápita más bajas del mundo, cifra que permitió que la isla regrese en gran medida a la normalidad.
Según informó el portal BBC, en el país insular solo han fallecido 11 personas a causa de la enfermedad desde que el virus arribó a Taiwán, una proeza para un estado donde nunca fue decretado un confinamiento.
Al comienzo de la pandemia, el territorio taiwanés era considerado de alto riesgo de SARS-CoV-2 debido a su proximidad a China y a los constantes viajes que se llevan a cabo entre ambas naciones.
Un estudio publicado en la revista de la Asociación Médica de Estados Unidos (JAMA) analizó profundamente por qué Taiwán le fue tan bien en la gestión de la COVID-19. Los especialistas compararon la efectividad estimada de dos tipos de políticas para los primeros meses de la crisis sanitaria: medidas basadas en casos y en la población.
Las medidas basadas en casos incluyen la identificación de personas contagiadas a través de pruebas, el aislamiento de casos positivos, el rastreo de contactos y la cuarentena de las personas cercanas durante 14 días. En tanto, las medidas basadas en la población abarcaron políticas para utilización de tapabocas, higiene personal y distanciamiento social.
Los resultados de estas políticas se cuantificaron estimando la cantidad de reproducción efectiva (número R), una forma de calificar la capacidad de propagación de una enfermedad infecciosa; representa la cifra promedio de personas a las que un infectado transmitirá un virus.
De acuerdo a esta definición, un número R mayor que 1 significa que el virus seguirá expandiéndose y los brotes incrementarán. Y el número R por debajo de 1 quiere decir que las de casos comenzarán a disminuirse.