Quizá en su momento más emocionante, el clásico nacional tuvo que suspenderse debido a la cantidad de agua que no permitía rodar el balón en el Ricardo Saprissa.
El aguacero que afectó la capital y, específicamente el sector de Tibás, empozó varias zonas de la gramilla, y complicó el desarrollo normal del partido.
El juego se detuvo al minuto 20′ del segundo tiempo, justo algunos minutos después de que Alajuelense descontara en el marcador con gol de Lucumí.
Las zonas más afectadas fueron las porterías, en donde personeros ingresaron a realizar maniobras para ayudar al drenaje, aunque no fue tan efectivo.
UNAFUT anunció una suspensión mínima de 10 minutos, aunque al cierre de esta edición ya se contabilizaban 20.