Existen miles de signos en todo nuestro cuerpo que pueden hablar sobre nuestra personalidad. Líneas de la mano, marcas en los ojos o la forma en que hacemos alguna actividad particular.
La evolución de nuestro cuerpo es algo que sucede día a día, existen órganos o ciertas partes de nuestro cuerpo que ya no son necesarias para nosotros, y que con el tiempo desaparecerán. Como este tendón, por ejemplo.
Pon tu brazo sobre una mesa con la palma de tu mano hacia arriba. Ahora junta el pulgar con tu dedo meñique e inclina la muñeca un poco.
Si eres del grupo de personas a quienes no se les ve un tendón, entonces correspondes al, aproximadamente, 13% de la población mundial que ya no cuenta con él.
El motivo por el que contamos con este tendón es el músculo palmaris longus, el cual está situado entre la parte superior del brazo y la muñeca.
La funcionalidad de este músculo es darle movilidad a la muñeca, sin embargo hoy en día no es necesario que contemos con él, puesto que otros músculos ya se encargan de la movilidad de esa parte de nuestro cuerpo, es por esto que ha ido desapareciendo.
Mover las orejas o la muela del juicio son otras cosas que en la antigüedad todos tenían, sin embargo también han ido desapareciendo. Este es un claro ejemplo de que nuestra especie se encuentra constantemente en evolución.