La expectativa por la salud de la cantante Shakira, quien hace unos días anunció la cancelación definitiva de su gira debido a una hemorragia en las cuerdas vocales, crece cada día en Barcelona. Decenas de paparazis hacen guardia en la casa que tiene la colombiana junto a Gérard Piqué, las 24 horas del día y cualquier puerta que se abre, cualquier coche que llega o entra en el garaje de la masión, es objeto de investigación.
Los fotógrafos, por ejemplo, han captado a la artista saliendo de su casa para ir a la clínica Teknon, la misma en la que nacieron sus hijos Milan y Sasha y donde se ocupan ahora de su recuperación, ya que inicialmente la cantante viajó a París acompañada de su hermano Tonino para visitar a un especialista en la dolencia que padece. Estos mismos fotógrafos han captado imágenes de una enfermera uniformada que acude periódicamente al domicilio de Shakira y quien se ha ocupado de realizarle unos análisis de sangre.
Lo cierto es que desde el anuncio de su enfermedad, Shakira, ha sido vista en contadas ocasiones siempre con el rostro muy serio y vestida con ropa deportiva. La gravedad de su gesto habla de la angustia que está sufriendo por haber tenido que suspender una gira para la que llevaba preparándose cinco meses y en la que se han invertido muchos millones.
Por si fuera poco, la revista Cuore, publica, además, unas fotos que aseguran corresponden a una pelea entre Shakira y Piqué cuando salieron a almorzar con sus hijos. Según la publicación, que dice haber sido testigo de la pelea, ella rompió a llorar y le dijo al futbolista del Barcelona que estaba harta de sus malas caras, entre otras cosas. La familia de Piqué, sin embargo, asegura que la pareja no está en crisis, es más, que nunca han estado tan unidos como ahora. "Son jóvenes y triunfadores y hay gente que por envidia se empeña en ir a por ellos", afirman.