“Me voy a morir. Me han perforado los órganos”. Son las últimas palabras, según su hermano, de Sara Gómez, la mujer de 39 años que murió en Cartagena el día 1 de enero, tras pasar un mes en la UCI, detalló ABC.
El 2 de diciembre se sometió a una lipoescultura que acabó con Sara en cuidados intensivos, primero, y después con su muerte.
Este miércoles, la juez de guardia retiró el pasaporte y prohibió la salida del país a Alejandro M. A. C., el médico que la operó. Podrá seguir ejerciendo, puesto que la magistrada no se pronuncia sobre la inhabilitación del cirujano como pretendía la acusación particular. Aduce que esa suspensión solo está prevista tras una condena y no como medida cautelar.
Sara Gómez, agente inmobiliaria y madre de dos hijos, se ha debatido durante 28 días entre la vida y la muerte. Contactó con el médico, según su familia, a través de redes sociales, y este alquiló un quirófano en la clínica cartagenera Virgen de la Caridad.
Tras la operación tuvo que ser trasladada de urgencia al Hospital Santa Lucía, donde ingresó «sin pulso y sin tensión», explicó su padre, con daños en numerosos órganos -riñones, hígado, colon, intestino y duodeno, entre otros-. La familia asegura que sufrió 27 perforaciones con la cánula empleada para extraerle grasa abdominal, y eso derivó supuestamente en una fuerte hemorragia, que obligó a su traslado urgente.
Se presentó ante la Fiscalía una denuncia por lesiones, y tras la muerte de Sara otra en el juzgado por homicidio. El martes el médico -se cuestionó que tuviera la titulación- había sido citado por la juez pero no compareció y esta dictó orden de detención. Ayer se presentó en el juzgado acompañado por sus abogados y se le impuso la prohibición de salir de España. A la salida el facultativo lamentó lo ocurrido y aseguró que confía plenamente en la Justicia. Sus abogados criticaron los «bulos» que han circulado.
«Es médico, con el MIR completado y acreditado, como lo demuestra que nadie le ha denunciado por intrusismo», señaló Mariano Bó, uno de los dos letrados. «Otra cosa son las discusiones que tengan los colegios profesionales y los cirujanos plásticos y estéticos sobre la existencia o no de una especialidad determinada»,
Sara fue enterrada el lunes con sus familiares y amigos aún en shock por el desenlace de una intervención aparentemente sencilla. El juzgado de Cartagena al que correspondan las diligencias tendrá que dilucidar ahora cómo se produjeron esas graves lesiones y si hubo una negligencia que acabó con la muerte de la paciente.