En Turquía siguen rescatando gente con vida.
Un niño de 13 años ha sido rescatado tras haber estado 182 horas atrapado entre los escombros de un edificio en la provincia de Hatay.
El rescate del pequeño Kaan, mostrado en directo por la emisora Halk TV, es uno de los que se siguen produciendo con cuentagotas entre los miles de edificios que se vinieron abajo, y entre los que algunos expertos estiman puede haber aún hasta 155.000 cuerpos.
En la mayoría de los casos, los parientes acogen a los niños huérfanos, dicen médicos y expertos.
Pero esos parientes que sobrevivieron también están lidiando con los daños en sus propias vidas y familias.
En los días de caos imperante tras el terremoto, mientras se siguen encontrando cadáveres y cada vez menos sobrevivientes, los médicos dicen que es imposible decir cuántos niños perdieron a sus padres.
En un hospital del noroeste de Siria, una niña pelirroja de 7 años, Jana al-Abdo, preguntó varias veces en dónde estaban sus papás cuando la llevaron, relató el doctor Jalil Alsfouk, que la atendió.
“Más tarde nos enteramos de que era la única sobreviviente de toda su familia”, dijo el jueves.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia indicó que está monitoreando a los niños cuyos padres desaparecieron o murieron, proporcionándoles alimentos, ropa y medicinas, y coordinándose con los hospitales para rastrear a miembros de su familia extendida que pudieran cuidarlos.
En Turquía, el Ministerio de Familia y Servicios Sociales pidió a las posibles familias adoptivas que presenten sus solicitudes.
Dijo que los niños cuyas familias o parientes no han podido ser hallados están, de momento, siendo atendidos en instituciones del Estado.
El personal está evaluando sus necesidades y colocándolos con familias adoptivas registradas, señaló el ministerio.
En Siria, cerca de la ciudad de Azaz, controlada por la oposición, una organización no gubernamental ha montado un orfanato improvisado que ahora alberga a unos 40 niños.
Pero en muchos casos interviene la familia extendida. Los sirios tienen experiencia en hacerle frente a la tragedia de los niños sin padres: cientos de miles de personas han muerto en la larga guerra civil del país, la cual comenzó en 2011 y ha dejado una cifra desconocida de huérfanos.
Por ahora, la situación es demasiado confusa para determinar la cifra de huérfanos, dijo el doctor Muhib Qaddour, subdirector del departamento de salud de la provincia de Idlib, Siria. Este es el centro del último enclave que aún tiene la oposición en el noroeste del país, y resultó duramente golpeado por el terremoto.
“Pero ahora la gente está empezando a darse cuenta de que hay muchos niños que se quedaron sin familia. Y la sociedad los está acogiendo con los brazos abiertos. Parientes lejanos los albergan antes de que vayan a dar a un orfanato”, dijo. “Lamentablemente, es sólo después de que se asienta el polvo generado por el terremoto que las cosas se aclaran”.