China vive un enorme brote de COVID-19 tras desmontar en diciembre las estrictas restricciones sanitarias aplicadas durante años.
Pero cada vez más países se muestran preocupados por la falta de información y transparencia en torno a los contagios chinos.
Los siguientes son los motivos de la preocupación mundial.
Datos poco fiables
Beijing admitió que la escala del brote se volvió “imposible” de rastrear tras el fin del testeo obligatorio en diciembre.
La Comisión Nacional de Salud dejó de publicar cifras nacionales diarias de contagios y muertes por el virus.
Tal responsabilidad fue transferida al Centro de Control y Prevención de Enfermedades chino (CCPE), que solo ofrece cifras una vez por mes.
Luego de que China rebajó el 8 de enero sus protocolos de manejo de la enfermedad.
China ha reportado solo 15 muertes por COVID-19 desde que comenzó a levantar las restricciones el 7 de diciembre, y poco después redujo los criterios para determinar si una muerte fue causada por el coronavirus.
Esto generó preocupaciones de que la ola de contagios no está debidamente reflejada en las estadísticas oficiales.
Las autoridades admitieron la semana pasada que la cantidad de información recogida es “mucho menor” que cuando era obligatorio realizar pruebas PCR.
Yin Wenwu, del CCPE, dijo que las autoridades recogen información de hospitales y gobiernos locales.
Así como llamadas de emergencias y ventas de medicamentos para la fiebre, todo lo cual “cubrirá las deficiencias” en los datos.
Hospitales y crematorios chinos enfrentan un repunte de pacientes y cadáveres, en especial en áreas rurales.
Cálculos incompletos
Algunas autoridades locales y regionales comenzaron a compartir en diciembre cifras diarias estimadas de contagios, pero la magnitud de brote sigue sin estar claro.
Autoridades sanitarias en la provincia costera de Zhejiang indicaron que un millón de pobladores estaban infectados por semana.
Las ciudades de Quzhou y Zhoushan dijeron que al menos 30% de la población contrajo el virus.
La ciudad oriental de Qingdao también calcula unos 500.000 infecciones diarias, y el centro industrial sureño de Dongguan proyectó hasta 300.000 diarios.
Pero el funcionario de salud Wu Zunyou aseguró el jueves que el pico de contagios ya pasó en las ciudades de Beijing, Chengdu y Tianjin, mientras que la provincia de Guangdong, la más poblada del país, dijo lo mismo el domingo.
¿Nuevas variantes?
Muchos países citaron la preocupación por posibles nuevas variantes como el motivo para testear a quienes llegan de China.
Pero aún no hay evidencia de nuevas variantes que hayan emergido de la actual ola de contagios.
Xu Wenbo, alto cargo del CCPE, dijo en diciembre que China está creando una base de datos genética con muestras de COVID obtenidas en hospitales que les permitirían rastrear mutaciones.