Por primera vez un papa pisó el Palacio Nacional de México.
Ambos países restauraron sus relaciones diplomáticas apenas en 1992.
Allí fue recibido con honores por el presidente Enrique Peña Nieto y la primera dama.
Con la humildad que lo caracteriza, el papa Francisco hizo un llamado al presidente para que defienda a los muchos “mexicos” que viven en el país.
Hablaba de los distintos tipos de ciudadanos y grupos; en especial los más necesitados.
Esta fue la primera cita, pero luego se reunió con el prelado de México, con quienes tuvo duras palabras.
El pontífice siempre ha dicho que los chismes y habladurías por la espalda atentan contra la unión de la iglesia.
Mientras tanto los mexicanos llenaron la plaza del Zócalo desde muy temprano en la mañana para participar de la misa papal.