El consumo de una píldora conocida como Captagon, o “cocaína de los pobres”, está en aumento, haciendo que los terroristas se sientan inmunes a las balas y puedan sobrevivir sin dormir.
Este fenómeno se ha intensificado tras la difusión de un video que muestra una fábrica y un almacén en Siria llenos de miles de píldoras, transformando la zona en un narcoestado bajo el régimen del derrocado expresidente Bashar al-Assad.
La cocaína de los pobres representa un grave problema para los países árabes, y algunos especialistas consideran que ya ha llegado a América, aumentando las preocupaciones sobre su impacto global.