Su estruendosa carcajada contagia de vitalidad a cualquiera, así es Paco Arroyo, el hombre de 99 años de edad que se ha convertido en el roble de La Palmera de San Carlos. A pesar de haber perdido la visión desde hace 12 años, la luz de la vida no se apaga un solo instante. Apoyado en una cuerda roja, cada día suele salir de casa a tomar el sol apoyando los años sobre un bastón, mientras su amada esposa lo divisa desde el interior de la casa que comparten.