La muerte de su padre y su madre, de forma consecutiva, más la llegada de la pandemia, hicieron que Mario Mora, caiga en una profunda depresión. En ese lugar de oscuridad, donde pensó, no había salida, encontró una respuesta mediante su fe y perseverancia. Honrando el oficio de su padre, empezó a dedicarse a la escultura en madera y convirtió este arte en canalizador de sus tristezas para recuperar su salud mental y espiritual.