Redacción
Repretel.com
Mostrar su cariño en público ha ocasionado que Meghan Markle y el príncipe Harry ya no sean invitados a las fiestas de sus amigos dentro de las altas esferas de la sociedad en el Reino Unido.
Según un nuevo reporte de la prensa británica, las costumbres "estadounidenses" de Meghan Markle han causado molestia, por romper con la tradición y la etiqueta.
Al parecer, la duquesa de Sussex se ha olvidado de las costumbres establecidas y ha insistido en sentarse junto al príncipe Harry en las cenas, en las que tampoco ha sido discreta al momento de mostrarle su afecto.
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De acuerdo con Daily Mail, hay tres reglas básicas que se deben seguir acerca de la ubicación en las cenas de sociedad.
"La primera es que siempre debe pronunciarse a la manera francesa, haciendo hincapié en las tres sílabas para evitar sonar 'común' o estadounidense".
Según el sitio, otra de las reglas es que las parejas nunca deben sentarse juntas, para evitar una muestra pública de afecto que distraiga a los invitados de la comida. Y la tercera es que se debe permanecer en el asiento que se le indicó.
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Pero, al parecer, a Meghan Markle no le han importado esas reglas y prefiere sentarse junto a su esposo además de mostrarle su cariño, lo que ha causado la desaprobación del círculo cercano a Harry y ha provocado que "dejen de invitarla a las cenas".
Apenas en el pasado torneo de Wimbledon, Meghan también dio de qué hablar al romper otra regla de etiqueta: se presentó en jeans en el área privada para hacer una visita sorpresa a Serena Williams.
Desde que se casó con el príncipe Harry, el año pasado, Meghan ha estado bajo escrutinio constante.
Fue duramente criticada por su baby shower en Nueva York, en el que hubo algunos famosos invitados, pues además del costo de su traslado y su estancia en un hotel de lujo, se dijo que su comportamiento se pareció más al de una estrella de Hollywood que al de una duquesa.
Meghan y Harry también fueron señalados por los costos que tuvo la remodelación de Frogmore Cottage, el lugar donde decidieron instalarse. La Corona británica destinó poco más de tres millones de dólares a la propiedad.