Redacción
maynorsolano.com
“Yo me sentí sumamente feliz de haber terminado esa dura prueba. El lunes después de la competencia tenía no sé cuántos mensajes de todo el mundo. El video se hizo viral. Me daba vergüenza y cólera porque la gente no sabe lo que hay detrás, yo solo veía malos comentarios. Me salí de Facebook, lo eliminé. Pensé que seguro en tres meses se acababa esta jodedera y luego agarró más fuerza. Yo todavía me siento un poco mal porque la gente se burla de uno, pero no sabe el esfuerzo que hay que hacer”.
Lo dice Jerry Lobo. El ciclista de 41 años que por primera vez cuenta su historia. Esa del ¡Qué duro Jerry! Usted, al igual que yo, lo conoce por el video del final de la Ruta de los Conquistadores 2018, por los memes, por los stickers, pero aquí está su experiencia. Créanme: su competencia fue toda una odisea.
La Ruta tiene tres etapas, pero para Jerry el gusanillo empezó desde niño cuando leía los artículos de esta difícil prueba. En el 2016 compró bici y practicó las etapas, pero quedaba en muy mal estado físico, debía entrenar más fuerte. Un año más tarde ingresó al equipo Tu Ciclo San Rafael de Gerardo Solís y de una u otra forma, el ciclismo lo preparó para las vicisitudes.
La Ruta es una competencia que atraviesa el país de costa a costa para un recorrido de más de 400 kilómetros. La vida de este comerciante y casi arquitecto cambió en un abrir y cerrar de ojos. Como le podría pasar a usted o a mí.
Tan solo 15 días antes de comenzar la competencia, Jerry vivió un momento familiar complicado que le descuadró su preparación. La parte física ya estaba hecha, pero la mental comenzó a jugarle en contra. “Yo le dije al entrenador que no quería correrla, que me sentía muy mal, muy desmotivado, pero él me dijo que lo tomara como otro reto más. Incluso para ese entonces había bajado ya 12 kilos”.
Sorteado el primer obstáculo ni por la mente de este personaje pasaba lo que se avecinaba en tres días de durísimos retos.
En la primera etapa se le trabó el freno delantero. Pasó a todos los kioscos de mecánica, pero fue imposible solucionarlo. “No tenía herramienta, llegué a la meta con el disco de freno trabado. No me lo pudieron arreglar, lo único que pudimos hacer fue desconectarlo, pero me faltaba la mitad de la etapa”.
“Tenía el problema mental porque tenía la cabeza en otro lado y el inconveniente mecánico porque habían algunas bajadas peligrosas, me fui con solo el freno trasero. Terminé con un montón de rayos reventados”.
La segunda etapa sale de Tres Ríos y llega a Turrialba. Para este día ya la bicicleta estaba en un 100%. Todo estaba arreglado, pero el destino tenía otra encrucijada más.
“Pasé por San Juan de Chicuá, bajé por un Downhill que hay y se me volvió a trabar el freno de adelante. Yo dije: ‘No puede ser posible’. Además, se me quebraron más rayos”.
Es decir, tras dos días de muchísimo riesgo, Jerry sigue en competencia. Cuando muchos atletas ya se habían retirado de la misma, este atleta seguía firme, pese a todos estos inconvenientes personales y mecánicos.
La tercera etapa es de Siquirres a Playa Bonita en Limón. “En la previa tampoco me funcionó el freno. Lo enrollé y dije: ‘Así me voy’. Estaba un poco asustado, yo andaba en una bici rígida, a media carrera se me reventaron dos rayos traseros, luego otros dos más. A falta de unos 30 kilómetros tenía que entrar a la arena, pero se me quebró otro rayo más. Ya la llanta de atrás estaba deformada. Del freno no me preocupé porque no frenaba”.
En los últimos kilómetros, el gen competitivo de Jerry despertó más que nunca. Toda la travesía que había pasado estaba por terminar. Iba picando con “unos flacos”.
“Entré a la arena, me empecé a morder con unos maes, yo iba pedaleando bastante bien, pero ya la llanta de atrás se me iba haciendo bastante feo. Entrando a la playa recuerdo que me dijeron que para bajar las gradas había unos sacos. De hecho, en el video aparecen unos cuatro flacos que iban ahí. Pensé en entrarle duro al cierre aunque se me quebrara la llanta de atrás”.
“No sé qué fue… fueron fracciones de segundo, yo no vi los sacos que me dijeron, venía rápido, no tenía frenada porque estaban malos los frenos. Yo no entré cansado a la meta. Traté de hacer lo que pude, pero la arena estaba muy suelta, metí la cabeza en la arena como un avestruz, me traquearon las vértebras del cuello, pasé 12 días con mucho dolor, pensé que me había fisurado algo, pero en ese momento levanté la bicicleta y crucé la meta”.
Jerry asegura que en esa entrada siempre hay este tipo de accidentes, pero “lo único es que a mí este señor (Gerardo) me grabó y me dijo: ¡Qué duro Jerry!, pero la gente no sabía que yo iba mal de llantas, que no tenía rayos atrás, que no tenía freno adelante, que no habían sacos. Eso no lo saben”.
Pese a ser víctima de chota y burla, Jerry afirma que hay gente que paga la inscripción, pero no termina ni la primera etapa. Por todo lo antes contado, pensó bastantes veces en retirarse, pero debía demostrarse que todo lo que pasó fue por algo.
“El video fue un vacilón, jamás pensé que se volviera así, la gente se burla o me ofende, por eso yo eliminé el Facebook en ese momento. Hasta ahora yo hablo con usted, he estado muy callado. Todos mis amigos me dicen que estoy desperdiciando plata con ese slogan, pero la gente no sabe lo que había detrás de esto y yo no soy de salir en los medios. Yo soy serio, yo soy trabajador, humilde y tranquilo, pero la gente a veces hace burla donde hay mucho esfuerzo de por medio”.
Realmente el ¡Qué duro Jerry! calza, pero para todo lo que pasó no solo por su caída. Al final, este atleta demuestra que la vida es como la esencia de La Ruta: un reto de constante cambio, crecimiento y que no importa cuando el destino decide golpearnos, lo destacable es levantarse, seguir y cruzar la meta.