Anna Giles, de 17 años, ha bajado dos tallas desde que comenzó a sentir los síntomas de una extraña enfermedad que le causa vómitos continuos, hasta 50 veces por día, y que la obligó a dejar la escuela hace tres años.
"Me sentía muy mareada y sin razón aparente, luego comencé a vomitar. Todos pensamos que se trataba de una intoxicación alimentaria complicada o un cuadro alérgico, pero llegue a vomitar hasta 30 veces por día durante las siguiente cuatro semanas", contó la joven a Metro.
Ante esto, la joven fue atendida en un hospital en Londres, donde recibió un tratamiento de rehidratación, el que no sirvió de nada cuando fue dada de alta y el síndrome volvió a aparecer.
Días más tarde, las cosas empeoraron y la condición crónica de vómitos terminó apoderándose de la vida de Anna.
La joven se ha sometido a diversos exámenes y ha visitados el hospital en reiteradas ocasiones, pero los médicos aún no saben cuál es la causa de su síndrome: se descartó meningtis, tumores cerebrales, alergia y vómitos cíclicos.
"No puedo ni siquiera mantener el agua, ni galletas o pan tostado y es una lucha poder concentrarme, puesto que me siento demasiado débil", confesó la joven.
Los doctores han relacionado varias veces sus vómitos con un desorden alimenticio, causado por alguna "relación enfermiza" con la comida. Sin embargo, Anna desestimó tales conclusiones, puesto que ama los alimentos.
"Ellos cuestionaron mi relación con la comida, preguntándome si tenía algún desorden alimenticio o si pensaba que comer podía ser algo traumático. Era ridículo. A veces me sentaba con un bowl de comida a la hora de la cena pero terminaba lanzando vómitos como proyectiles incluso antes de terminar mi plato, por lo que claramente no me estoy haciendo la enferma a propósito", detalló.
"Veo shows de comida todo el tiempo, me encanta cocinar y sociabilizar luego de una cena. Insisto en que tiene que haber algo más que esté mal conmigo, pero siento como si tuviera que pelear para ser escuchada", agregó la chica.
La extraña condición de Anna le está arrebatando la adolescencia y arruinándole la vida, por lo que no puede hacer más que enfurecerse ante los hechos, especialmente cuando alguien le sugiere que tiene un desorden alimenticio.
"No quiero que sientan lástima, quiero ayuda médica. Quiero que la gente se de cuenta de lo que yo y otras personas con vómitos crónicos, estamos pasando. En estos momentos no estoy viviendo, simplemente existo", declaró.
Y es que la extraña enfermedad la tiene pesando 53 kilos en su 1.68 centímetros de estatura, por lo que espera crear conciencia sobre sus síntomas y trabajar para encontrar una cura.