Este jueves, la Justicia española autorizó el fin de la búsqueda por mar de Tomás Gimeno, el presunto asesino de sus hijas Olivia, de 6 años, y Anna, una bebé de un año.
Beatriz Zimmermann, la madre de las pequeñas, le agradeció a la Guardia Civil y a los técnicos del buque científico Ángeles Alvariño que se dedicaron a rastrear los que en la tarde de este miércoles 30 de junio dejó las aguas canarias.
De acuerdo a lo que publica Europa Press, en un comunicado difundido a través de las redes sociales, su familia y amigos, en nombre de Beatriz, han pedido a la sociedad que “jamás se olviden de Anna y Olivia”.
Además, destacan que la mujer logró seguir adelante gracias gracias al “amor” de todos.
Sobre el final de la búsqueda, Joaquín Amills, vocero de la familia, sostuvo en “El programa del verano”: “Beatriz fue la primera en enterarse, está en paz con el trabajo de los profesionales del buque y agradecida por todo lo que han hecho”.
Además, reveló que la mujer “está convencida al ciento por ciento de que este sujeto (en referencia a Gimeno) se suicidó” y es consciente de que “encontrar a Olivia fue un milagro”.
Crónica de un caso terrible
La historia comenzó el 27 de abril. Esa tarde, Gimeno acordó con su expareja, Beatriz Zimmermann, pasar la tarde con sus dos hijas, entre las 17 y las 21. A continuación, llevó a Olivia a clases de alemán, las que solía tomar habitualmente los martes y jueves.
Mientras la niña estaba en clases, dejó a Anna en la casa de sus padres y aprovechó para ir hasta la Marina de Santa Cruz, donde estacionó su coche a las 17.50 a la altura donde mantenía atracado su barco para probar el motor. Salió de allí poco antes de las 18.
Luego de recoger a Olivia, estuvo con las dos en la casa de sus padres hasta las 19.26. De allí se dirigió hacia su finca en Igueste de Candelaria -llegó a las 19.46- y a las 19:50 es el último momento en el que se supo algo de las niñas: Olivia le envió un mensaje de voz a su madre.
Entre las 20:00 y las 21:05, sedó a las pequeñas, las mató, las envolvió en bolsas de basura y las puso en bolsos deportivos. Luego, con las niñas en el baúl del auto, regresó a la casa de sus padres a dejar a su perro y se dirigió a la marina.
Allí, las arrojó al mar y las ató al ancla. El cuerpo de Olivia fue encontrado. A pesar del intenso trabajo que llevó adelante el buque durante las últimas semanas, los expertos no lograron hallar ni a Anna ni a Tomás Gimeno.