“Todo estaba simplemente destruido”, dijo Barry Cohen, residente del edificio y ex vicealcalde de Surfside. “Parecía que había sido alcanzado por un misil”. Esa fue la sensación que abarcó a muchos de los testigos que pasaron por el 8777 de Avenida Collins, en North Miami. Reducido a escombros, una de las alas del condominio Champlain Towers, había atrapado a un centenar de personas que eran buscadas intensamente por las autoridades del condado y del sur de la Florida con escasas esperanzas. Sin embargo, la hipótesis de un atentado terrorista había sido descartado por la misma Policía de Miami-Dade cerca del mediodía de aquella ciudad. No había sido un misil o algo intencional. Las teorías se multiplican a la par que avanzan las horas.
“Este debe ser un proceso lento y metódico”, señaló en conferencia de prensa Ray Jadallah, subjefe de bomberos de Miami-Dade. “Cada vez que comenzamos a romper partes de la estructura, nos caen escombros”. Los trabajos continuaron durante toda la noche, en medio del riesgo que significaba para los rescatistas quedar atrapados como aquellos a quienes buscaban de forma desesperada. Jadallah continuó con la descripción de los trabajos y sostuvo que “todos los recursos están concentrados en el espacio debajo de los escombros. Cada vez que hay un movimiento en los escombros, se mueve todo. Tuvimos un pequeño fuego que extinguimos en 20 minutos. Las operaciones van a continuar toda la noche”.
Hacia esa misma hora, el Gobernador del Estado de Florida, Ron DeSantis, declaraba el Estado de Emergencia para las víctimas y los familiares afectados por el derrumbe del edificio en Miami, que hasta las primeras horas de este viernes sólo había contabilizado la pérdida de una única vida -algo improbable-, mientras que los rescatistas buscan a 99 personas de las que no se sabe su paradero. Más temprano, la alcaldesa de la localidad de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, donde ocurrió el hecho, había hecho lo propio.
Durante todo ese tiempo dramático, fotógrafos de todas las agencias internacionales -y los de Infobae– se acercaron al lugar para retratar lo que muchos ojos no podían creer que había ocurrido en una de las ciudades más icónicas de los Estados Unidos. Las autoridades aún no saben qué fue lo que causó el derrumbe; tampoco, de manera oficial, han comentado sobre posibles hipótesis que puedan explicar lo ocurrido.
Shimon Wdowinski, profesor del Departamento de Tierra y Medio Ambiente de la Universidad Internacional de Florida, afirmó que el edificio, construido en 1981 sobre humedales recuperados, era inestable desde hace un año. Un estudio realizado en 2020 por el investigador advirtió que el complejo se ha estado hundiendo a un ritmo alarmante desde la década de 1990. Apuntó que en esos años se hundía a un ritmo de unos 2 milímetros al año, pero el hundimiento podría haberse ralentizado o acelerado desde entonces.
Otro ángulo aéreo de lo que quedó del complejo Champlain Towers en Miami, Florida (Marco Bello, Reuters)
Gerardo Feldman -arquitecto argentino radicado en el estado de Florida desde hace años- fue enfático: “Esto se veía venir”. El agente inmobiliario comentó que hace unos años participó de una investigación sobre otro edificio que, muy probablemente al igual que el Champlain Towers, fue construido décadas atrás “con arena de playa”. “Eso corroe todos los hierros y desaparecen. Pasa mucho en edificios cercanos a la playa (…) Antiguamente en los años 60 y 70 veían arena en la playa y la usaban para construir. Esa arena tiene mucha sal; el hormigón se queda sin hierros, es como si no tuviera huesos”, explicó.
El edificio estaba a punto de someterse a una inspección importante y a sufrir grandes reparaciones por acero oxidado y concreto dañado, dijo el jueves un abogado involucrado en el proyecto a The New York Times. “Kenneth S. Direktor, un abogado que representa a la asociación dirigida por residentes que opera el edificio Champlain Towers South, dijo que un ingeniero había identificado las reparaciones necesarias para que el edificio cumpliera con los estándares estructurales como parte de un proceso de recertificación para edificios que son 40 años”, informó el diario.