“¡Se aprueba por unanimidad la ley que prohíbe la terapia de conversión! Estemos orgullosos, estas prácticas indignas no tienen cabida en la República. Porque ser uno mismo no es un delito, porque no hay nada que curar”, escribió el presidente francés Emmanuel Macron en su cuenta de Twitter tras aprobarse un nuevo delito para castigar las terapias de conversión, un tipo de tortura contra la comunidad LGBTI+.
El Parlamento francés adoptó este martes de forma definitiva una proposición de ley que crea un nuevo delito en el código penal para castigar las terapias de conversión con penas de cárcel y multas, cuarenta años después de la despenalización de la homosexualidad en el país.
Este tipo de tortura, popularizadas por algunos grupos religiosos y de extrema derecha, están destinadas a imponer la heterosexualidad en el colectivo LGBTIQ+. Desde ahora, se sancionarán con al menos dos años de cárcel y una multa de 30.000 euros cuando se dañe física y mentalmente a la víctima.
El castigo aumentará a tres años de prisión y 45.000 euros de multa cuando se actué sobre un menor de edad o una persona que padece alguna discapacidad. “Condenamos formalmente a todos aquellos que consideran como una enfermedad un cambio de sexo o identidad”, explicó la eurodiputada Laurence Vanceunebrock.
Con el voto unánime de todo el Congreso francés, los 142 diputados repitieron casi al unísono la siguiente frase: “No hay nada que curar”.
Para la ministra de Igualdad entre Mujeres y Hombres, Elisabeth Moreno, la aprobación de este texto enviará “una señal clara” para que las víctimas de estas “prácticas bárbaras” tengan el valor de “cruzar más fácilmente la puerta de una comisaría.
La nueva ley, que para entrar en vigor tendrá que ser promulgada, se presentó a iniciativa del partido del presidente francés, Emmanuel Macron, y ha contado con el apoyo de su Gobierno y el respaldo de todos los partidos.