Redacción
repretel.com
Por primera vez en la historia de Francia, un expresidente se sentará en el banquillo de los acusados durante un juicio. Nicolas Sarkozy, quien gobernó entre 2007 y 2012, es investigado por los delitos de corrupción y tráfico de influencias.
En 2014, Sarkozy intentó sobornar, junto a su abogado Thierry Herzog, al magistrado Gilbert Azibert, entonces abogado del Tribunal Supremo. Ambos le habrían ofrecido al letrado un puesto en el Consejo de Estado de Mónaco a cambio de información confidencial sobre una investigación contra el expresidente.
Las acusaciones estaban relacionadas a que el entonces jefe de Estado había recibido pagos ilegales de L’Oreal, Liliane Bettencourt, para su campaña presidencial de 2007. Según las autoridades, el delito se descubrió a partir de unas escuchas telefónicas. “Le ayudaré, le haré ascender”, habría asegurado Sarkozy en uno de los diálogos.
Desde 2013, los investigadores habían estado escuchando las conversaciones telefónicas entre Sarkozy y su abogado Thierry Herzog, cuando conversaban sobre las acusaciones de financiamiento libio en la campaña de 2007.
De esta forma, la Policía se enteró de que Sarkozy y su abogado se comunicaban mediante teléfonos móviles registrados con nombres falsos. El del exmandatario de Francia estaba registrado a nombre de Paul Bismuth.
De ser hallados culpables, el expresidente Sarkozy, el abogado Herzog y el magistrado Azibert enfrentarían hasta 10 años de prisión y fuertes multas.