Al parecer la orina dejará de ser un simple desecho humano, transformándose en un vital elemento para las generaciones futuras, luego de que un grupo de investigadores decidiera buscar la forma de sacarle provecho para generar electricidad.
En 2014, científicos de un laboratorio de robótica de Bristol en Reino Unido, lograron cargar un teléfono móvil a partir de la orina, lo que llevó a que un nuevo grupo de indagadores buscara la forma de ir más allá en su uso como fuente de energía.
"El tratamiento de los desechos representa una gran parte de la demanda diaria de energía… Queremos utilizar los desechos como fuente de energía en lugar de someterlos a un tratamiento que requiere energía", explicó Mirella Di Lorenzo, una de las líderes del estudio.
Es decir, lo que se busca es convertir la orina en electricidad a través de la energía de las bacterias presentes en ella, quitando el oxigeno del medio ambiente que causará que dichos seres microscópicos la descompongan y generen electrones, en lugar de dióxido de carbono y agua.
Sin embargo, "la cantidad de energía producida sigue siendo muy baja", reconoce Di Lorenzo, pero sin perder el optimismo, puesto que "no estamos muy lejos de lograr aplicaciones prácticas".
Por lo mismo, los científicos están conscientes de que la orina no generará probablemente tanta energía como el sol o el viento, por lo que se busca que el producto sea un complemento a otras fuentes, no en una alternativa para energías renovables.
En ese sentido, el desecho se podría usar como recurso energético en pequeños servicios preparados para canalizar los desechos directamente de nuestros hogares hacia un centro de tratamiento y evitando problemas sanitarios.