En total, el 2021 reporta, entre enero y octubre, un incremento del 24% en la cantidad de conductores que dieron positiva su prueba de espiración de aire, realizada por la Policía de Tránsito. Así, se pasó de 2.335 casos en el 2020 a 2.888 durante el presente año.
Más grave, todavía, es que 2.121 de esos 2.888 estaban tan intoxicados, que fueron arrestados y presentados ante la Fiscalía, para que enfrenten una causa penal por el presunto delito de conducir en estado etílico.
“No solo nos preocupa el incremento general, de un 24% de un año al otro, sino que, de los casos detectados, 73%, habían consumido tanto licor que es imposible de comprender cómo podían conducir”, destacó Albero Barquero Espinoza, Sub director de la Policía de Tránsito.
Del total, asimismo, 300 se acreditaron una multa de ¢327.000 y acumularon 6 puntos en su licencia, lo que les obligará a realizar un curso de reeducación vial, de 5 días y ganar la prueba con, al menos, un 80 de calificación, para poder renovar.
Finalmente, 467 conductores también circulaban en sus vehículos, tras consumir licor, pero el nivel registrado era tan bajo que no aplicaba ningún tipo de sanción.
“Al final, no se trata de ‘salvarse’ de la multa, o de evadir los retenes policiales, se trata de comprender cuáles pueden ser las consecuencias de una imprudencia de este tipo; como morir, que mueran las personas que lo acompañan, matar a otras personas, terminar en la cárcel, quedar o dejar a otras personas con secuelas para siempre, quedar incapacitado para trabajar, afectado, así, la economía familiar. En ese sentido, hacemos un llamado a la reflexión para este cierre de año que, como todos los años, representa un aumento de actividades lúdicas en las que se consume licor”, concluyó Barquero.