El agua de lluvia puede ser beneficiosa para las orquídeas, ya que no contiene los químicos presentes en el agua del grifo, como el cloro o flúor, que en exceso podrían afectar las raíces. Cristina Rodríguez explica que, usada con moderación y en las condiciones adecuadas, el agua de lluvia ayuda a mantener un riego más natural y equilibrado.
Sin embargo, advierte que es importante evitar el encharcamiento, ya que el exceso de humedad puede provocar pudrición en las raíces. Lo ideal es recolectar el agua y usarla cuando el sustrato esté seco al tacto. Además, recomienda proteger las plantas de lluvias muy intensas para evitar que se dañen las flores o se acumule demasiada agua en las hojas.